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Cada vez son más las voces que piden un aumento de la progresividad en los impuestos. Ahora, tenemos en Aragón el caso de los libros de texto. Parece ser que algunos alumnos no necesitarían que se los regalasen. La progresividad está muy bien si se entiende como aplicación de la equidad y del principio de justicia distributiva, pero se queda descafeinada a la hora de ponerla por obra. El cheque bebé, por ejemplo, podría haber sido una medida progresiva, pero a nadie se le ocurrió.  Somos progresivos para recaudar, pero no para dar ni para pedir. En ese sentido, creemos que los derechos adquiridos deben ser iguales para todos y nos equivocamos. Hay gente que necesita ayudas para la paternidad y hay gente que no necesita nada. Los datos los tiene hacienda y los utiliza muy bien cuando quiere cruzados y sin cruzar.

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