Mirad lo normal que soy. Pongo lavadoras en la jornada de reflexión. Salgo a correr. Como churros con mi mujer. Mirad mi santa normalidad democrática. Toco la guitarra con corista. Canto Comandante Ché Guevara. Soy el elegido. Mirad estos zapatos. Soy como vosotros. Voy a ver a mi hijo al fútbol. Compro borrajas ecológicas. Sonrío, saludo a las señoras. Mirad cómo voto. Saludo a los miembros de la mesa. Sonrío más. Las urnas son una fiesta. Hubo un tiempo en que no se podía votar, pero yo lo arreglé todo para que ahora votéis. Votad bien, ya me entendéis. Votad para que no vengan esos que ya sabéis. Hay que pararlos, hay que echarlos, hay que frenarlos. Son el mal.
Os he prometido cosas y las voy a cumplir. Haré maravillas con vuestro dinero. No me quedaré nada que no me corresponda. Mi negocio no es escalable. ¿Queréis metro? Os daré metro. ¿Queréis más tranvía? Os daré tranvía. Comeremos fruta y reduciremos las emisiones. En realidad, ya sé lo que queréis. Conozco todo lo que necesitáis, pero no está de más prometer. Los no cínicos y los no cursis no sirven para este oficio, ya sabéis. Las palabras se las lleva el Ebro, aunque, a veces, se atascan en los azudes. Si me mandas a la oposición no podré hacer todo esto que te digo, pero me esforzaré en controlar a esos malos que te decía. Cuento contigo para seguir trabajando por un futuro mejor para todos los buenos, ya me entiendes.