Ojo a la frase, que no tiene desperdicio: «Las palabras pueden ser todo lo bonitas que queramos, pero los fondos deben ser reales». Se refiere a los fondos de cooperación al desarrollo. Es una frase de nuestro presidente el señor ZP. La ha dicho esta mañana en la cumbre de la FAO en Roma. También ha hecho referencia a la crisis -eso que en España llama desaceleración-. Ha dicho que la crisis debe ser un aldabonazo en las conciencias de los más egoístas, de los más poderosos, y que está en manos de los más ricos que tantos niños dejen de morir de hambre.
Apetece decir aquello de Zapatero a tus zapatos en un momento así pero no hace falta porque el presidente ya se lo dice a sí mismo con la frase «las palabras pueden ser todo lo bonitas que queramos». Él sabe lo que dice, porque es un mago de las palabras. Nos hace discutir sobre el significado de los términos y, cuando nos hemos dado cuenta, el problema ha desaparecido de delante con la misma eficacia que un mago saca un conejo de la chistera.
Más que mago es un fenómeno de la comunicación. Nunca he entendido nada de lo que dice y puede disertar sobre cualquier tema sin tener ni idea al respecto. Espero y le deseo que pronto le den un sillón en la Academia de la lengua, pero para que esté allí sentado siempre.