Cuando a sus Señorías les parezca bien, pueden ir constituyendo el Gobierno que hace ya unas semanas decidimos los ciudadanos en las urnas. Cuando tengan un minuto, los salientes pueden ir dejando de ejercer su poder caduco y pueden, si son tan amables, dejar de aprobar pliegos de contratación a última hora que el Gobierno entrante deberá revocar o comerse con patatas. Si no es molestia, podrían pensar en el doble gasto de trabajo y dinero que esta actitud supone. Si a sus Señorías les parece bien, no estaría de más que se dieran un poco de prisa en empezar a trabajar porque de ustedes depende el empleo de miles de personas que ahora están paradas, agazapadas en la mata, asustadas o afilando el cuchillo y diciendo por lo bajo el famoso “¿qué hay de lo mío?”. Miren las cifras y verán la triste realidad: mucha gente depende en Aragón de quien manda en el Pignatelli. Si, después de asegurarse el subsidio de paro de sus compañeros o mantenerse el sueldo en un nivel medio alto, tienen un rato para pensar en el ciudadano al que hace unos días ustedes llamaban votante, pueden darse prisa en empezar a trabajar, en convocar concursos, oposiciones, plazas en educación y sanidad y tantas otras cosas. Parece ser que necesitan todavía unos días para cerrar sus pactos a cal y canto. Sabemos también que los salientes van a cobrar hasta final de julio y que, salvo honrosas excepciones, casi ningún alto cargo ha pedido su cese después del resultado electoral. Después de que se forme el gobierno, hay previstos diez días para tomar posesión, así que nos plantaremos en agosto. En ese mes no trabaja nadie, aunque dicen los entrantes que sí que van a trabajar. En cualquier caso, en septiembre hablamos de lo tuyo, de lo mío, de lo nuestro y de lo vuestro. Cuando a sus Señorías les parezca bien.
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Y, si no, ya tenemos la antorcha. Sólo nos falta la cerilla. Que enreden, que enreden…