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Ayer pasó una cosa interesante en la gala de los Goya. Fue el discurso de su director, el señor De la Iglesia que, ni corto ni perezoso, pidió humildad y trabajo a los cineastas. Dijo que antes que artistas eran trabajadores, gente normal, que no hay que mirarse tanto al ombligo y alguna que otra cosa que sonó muy bien. Aunque se puso como ejemplo a sí mismo dos veces en el discurso, Alex de la Iglesia demostró que sabe lo que hace. No está el horno para bollos. No estamos con ganas de ver Penélopes y demás morralla hacer el mico sobre la alfombra verde o roja o lo que sea. Queremos que la gente se lo gane, porque en la calle hay que luchar. Basta ya de beneficios y de prerrogativas. El artista, además de ser humilde, tiene que denunciar las cosas que no marchan bien. El artista en el cine Español tiene que hacerse universal y no sólo medio universal. El artista no debería ir al día siguiente a visitar al poderoso. Debería irse a trabajar y demostrar con sus obras que ni entiende, ni ayuda al político.

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