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Los tengo de todos los colores. Me los quitan de las manos, oiga. Legislatura tras legislatura, estos tópicos se cumplen inexorablemente y, si nadie lo remedia, acabarán convirtiéndose en dogmas democráticos con denominación de origen, como el ternasco. Empecemos por uno pintoresco: la izquierda tiene más sensibilidad y más idea en materia de cultura. El polémico nombramiento del Director General del ramo cumple con creces este tópico y la reacción de un amplio sector de la izquierda nos lleva a poner una cruz en el tópico de que algunos juzgan y condenan a otros por lo que piensan y no por lo que hacen. Otra máxima que no deja de ser cierta: los más listos son siempre los del PAR. Gane quien gane, ellos siguen teniendo su puesto y su cuota de poder. Y otro más, que estoy que lo tiro: la gente de derecha cualificada,  preparada y con liderazgo de verdad no quiere ni por asomo asumir cargos para recibir palos cuatro años y volver calientes a sus puestos si es que siguen existiendo. Quizá, por eso se escucha tanto en los mentideros la sorprendente frase de “no tienen gente” y quizá por eso hay cierto continuismo en algunos altos  cargos que, por lo visto, no lo han hecho tan mal. Pero bajemos a un terreno más superficial: estoy esperando que algún valiente rompa con la costumbre de que el político del PP lleva un refulgente moreno y  un jersey de un solo color al hombro los días informales y de que el político de izquierda tiene que parecerse al Felipe González de los años ochenta. Una cosa es ser militante y otra es ser mutante. Penúltimo tópico, que me cierran el chiringuito: los asesores no se eligen por su cualificación y sus posibilidades de aportar. Se eligen como recompensa o por amiguismo. Y ahora el último: visto lo visto, en todas partes cuecen habas.

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