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Zaragoza se despereza de un invierno largo. Como una chica triste que quiere disimular, la ciudad sale a la calle y se pone guapa. Maquillaje y vestido. La feria del libro con su carpa, su megafonía y sus casetas de libros muestra un escaparate de ciudad moderna y adaptada a los nuevos tiempos. Independencia es como la plaza del pueblo. Ahí te puedes encontrar a cualquier conocido. Este fin de semana, los barcos del Ebro están baratos. Sólo por un euro puedes ir desde Vadorrey hasta cerca de lo que fue la expo. Dicen que el año pasado se cuadraron las cuentas, pero no está nada claro. Además, a lo largo del año, el precio para montar en los barquitos va a ser más barato que la temporada anterior. A ver si ahora alguien más se anima. Y sobre el puente de piedra, mientras pasan las barcas por debajo, los zaragozanos disfrazados de ciudadanos medievales pasan un fin de semana divertido y original en el famoso y creciente Mercadillo medieval. A la gente le encanta este tipo de cosas. Quizá no sepan que estamos volviendo poco a poco a lo medieval, al feudo, al intercambio, al trueque. Son cosas de la crisis.

 

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