Al alcalde de Barcelona se le ha ocurrido hacer una consulta para ver si se mete a hacer obras en la diagonal y pone unos bulevares interesantísimos. Al alcalde de Barcelona, la idea le ha salido rana. No ha ido a votar ni el tato y los que sí que han ido le han dicho masivamente que deje la diagonal como está. El señor Hereu, el mismo que quiere llevarse las olimpiadas de invierno, ha tenido que cesar al primer teniente de alcalde. ¿Se imaginan que a nosotros nos hubieran preguntado por los barcos del Ebro o por el tranvía? Por lo menos hubiera sido un detalle. ¿Qué creen que hubiera pasado? Los políticos tienen el deber de decidir por nosotros. Además, ellos creen que saben hacerlo mejor que nadie, así que casi nunca preguntan. Preguntar, en política, es de cobardes. Tal y como está el sistema, las urnas son las únicas que tienen la capacidad de preguntar en condiciones.
Olimpiadas
Zaragoza, candidata a organizar Las Olimpiadas de Pollos de Burguer King
Hoy he mandado este mensaje. Se lo voy a leer y después les explico: “Por la presente, envío la candidatura de mi ciudad, Zaragoza, para ser la sede oficial de la Olimpiada de Pollos que su empresa va a organizar en alguna ciudad española. Zaragoza ha demostrado de sobra que puede organizar eventos de esta magnitud y es una ciudad muy capaz de afrontar retos de futuro. Deseamos que la Olimpiada de Pollos se celebre en Zaragoza para que el evento dinamice la ciudad y nos sitúe, de una vez por todas, en el mapa. Además, creemos que esta celebración puede hacer que crezcan nuestras opciones para ser capital europea de la cultura en el año 2016. Tal y como ustedes exigen en sus bases, Zaragoza tiene una relación innegable con el mundo del pollo. Zaragoza es considerada la capital del pollo. Les invito a comprobarlo en enlaces como este. Respecto al apoyo institucional y popular, no hay ninguna duda de que el asunto saldría adelante y de instalaciones vamos más que sobrados. Esperemos que valoren positivamente nuestra candidatura. Muchas gracias”. Ya lo ven. La empresa de comida rápida Burguer King quiere organizar una olimpiada de pollos y yo me he tomado la libertad de presentar la candidatura de Zaragoza. A ver si después de las Olimpiadas, la Expo, la Capitalidad Cultural, Exponabo y otros asuntos no nos vamos a apuntar a la Olimpiada de Pollos. Vamos a por todas. Ahora que vengan los catalanes a presentar su candidatura.
Olímpicamente
Las olimpiadas son “chufa”. Son un concepto con el que nadie se mete. Es como caer en la casilla en la que no te pueden comer. A casi nadie se le ocurre decir que las olimpiadas, con sus eternas candidaturas, son un sacaperras como otro cualquiera y que quizá haya asuntos más interesantes que poner sobre la mesa en estos momentos de dificultad económica. Nada de eso. El espíritu olímpico y toda su parafernalia gusta. Por eso es natural que haya sentado tan mal la candidatura de Barcelona. También ha sentado mal que los dirigentes aragoneses –socialistas como los catalanes- no hayan calificado de inconveniente esta candidatura. Muy al contrario, han dejado que se dispute en el terreno de juego un partido que tendría que haberse ganado en los despachos. Aragón lleva tiempo pugnando por la candidatura. Barcelona 92 obtuvo un respaldo enorme con la retirada de Jaca para favorecerla, no lo olvidemos. Y el alcalde de Barcelona, el señor Hereu, debe andar preocupado porque las encuestas lo echan del sillón. Unas olimpiadas de invierno pueden darle popularidad. Dice que va a venir por aquí a explicar su postura. Lo esperamos con los brazos abiertos.
Madrid olímpico
Todos haciendo el canelo para que nos den las olimpiadas. Así nos luce el pelo. Esa es nuestra ilusión… Las olimpiadas. La sociedad se mueve a golpe de estímulos y cuanto más fuertes son, mejor nos lo pasamos. Las olimpiadas no le van a salvar la vida a nadie. A los políticos les van a dar juego una larga temporada. Juego y dinero. Pero no nos engañemos, montar chiringuitos no es política, es feria y marketing. De eso en Zaragoza sabemos bastante. Los grandes eventos de masas son como ceremonias religiosas en las que todo el mundo se congrega en una curiosa comunión. En algo hay que creer, aunque sea en las olimpiadas, en Gasol o en Usain Bolt.