Durante una temporada, fui haciendo estas pequeñas infamias en paint. Amo el paint. Las puse en Facebook y me olvidé de ponerlas aquí.
Ya era hora.
Durante una temporada, fui haciendo estas pequeñas infamias en paint. Amo el paint. Las puse en Facebook y me olvidé de ponerlas aquí.
Ya era hora.
[piopialo]Abandona tu zona de confort significa jódete y baila. Tránsito significa cagar.[/piopialo] Belloch está restaurando muebles. Déjenlo tranquilo. A partir del día 15 de este mes, no se llevan las orejas. Vayan al cirujano plástico a que se las quite. A mi no me ha llegado el correo. [piopialo]Proyecto ilusionante, estafa biensonante[/piopialo]. [piopialo]El brainestorbing nació en los años cuarenta y pretende pasar por moderno todavía. Es un robo que inventaron los sin talento[/piopialo]. Venga, chicas, ánimo que ya falta poco para el viernes. Eres más famosa cuanto más enseñas la miseria. El Tribunal de Cuentas hace la cuenta de la vieja y no le sale. Llámame a partir de nunca que estaré más tranquilo. ¿Qué le habéis hecho al Tigretón, desalmados?
Así es. Cheewaka manda. Youtube es una fuente inagotable de sorpresas. Todos conocemos el vídeo en el que un armario suena igual que el expresivo gruñido de este famoso personaje de Star Wars.
Algunos hemos practicado y mejorado nuestra técnica para imitar a Cheewaka con tutoriales muy didácticos como estos:
http://www.youtube.com/watch?v=wn-ZAnN1YLA&feature=related
Pero alguien nos ha superado en friquismo. El autor de este vídeo es mi héroe.
Cosas que suenan como Cheewaka.
http://www.youtube.com/watch?v=gErxw9iwAz0&feature=related
Yo confieso ante vosotros lectores de este blog que estuve en el Parque de Atracciones de Zaragoza hace unos días y que sigo enamorado de la casa magnética. No llevaba pulsera. Antes se llamaba «pulsera superdiversión». Ahora eso podría ser el nombre de un grupo indie y poco más. La pulsera actual se parece a la del hospital. Tenía dos tickets y los gasté en la casa magnética. Salí y volví a entrar sin que el tipo de naranja me dijera nada. Unas horas más tarde, el tipo de naranja ya no estaba allí y me colé de nuevo.
El inventor de esta atracción es o fue un genio. Estoy intentando encontrarlo.En este foro se explica muy bien y se ve que fue una atracción común en los años 70.
Para el que no sepa cómo es por dentro la casa magnética, dejo aquí este youtube que he encontrado. Hay más casas magnéticas por ahí.
Esto también tiene gracia: una «investigación» en la que se dice que el suelo está resbaladizo y que no tiene vigilancia. Claro.
Ya saben: además de buscar al genio que inventó el verbo traspapelar, busco al genio que inventó la Casa Magnética.
Hoy, presentamos la aplicación para hombres. Pronto la de chicas.
Instala la aplicación en tu iphone y sigue las instrucciones que te detallamos ahora:
-Cuando estés hablando con una chica, pon en marcha la aplicación y guarda tu iphone en el bolsillo.
-Escucha a la chica, aunque te resulte complicado. Cuando acabe cada una de sus frases, repite su última palabra. Por ejemplo: «estoy superenfadada con mi amiga Virginia«. En ese momento, tú dices Virginia, haces un gesto afirmativo y dejas que coninúe hablando.
Entonces, el iphone empezará a sonar. Es la aplicación. Lo sacas y dices: «una llamada de trabajo. No cojo».
Pon el iphone boca abajo en la mesa. La aplicación volverá a hacer sonar tu iphone unos minutos más tarde. Debes decir lo siguiente: «un colega. No lo cojo».
La tienes en el bote. Puedes programar las llamadas falsas y su frecuencia. ¡Funciona!
Entré en Pull & Bear con mi chimpancé Rodrigo. Le compré unos pantalones, una gorra, unas zapatillas y una sudadera con capucha.
Fui a pagar.
-No se permite la entrada de animales en el establecimiento.
-Uste opina que Rodrigo es un animal, pero para mí, es una persona como otra cualquiera. ¿Qué opinión es más válida la suya o la mía?
-El cliente siempre tiene la razón.
Salí de Pull & Bear. Rodrigo me miró y me dijo:
-Es la última vez que me humillas de este modo.
Entré en Bershka. Me enamoré de una maniquí. Salí de Bershka. Volví a Bershka varias veces hasta que la maniquí me amó.
Salí de Bershka con mi maniquí de la mano. Al doblar la esquina, me miró y me dijo:
-¿Me amas?
Entonces, miré a sus ojos y ya no supe si era ella la maniquí a la que amaba.