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La cristalera de Starbucks decía “entra”. Entré.

Me senté en un sillón grande. Me sentí a gusto. Me sentí importante.Me dormí. La cafeína no pudo conmigo.

Desperté. Quise salir de Starbucks pero todo estaba cerrado.No había nadie. La cristalera de Starbucks decía: “no puedes salir porque no sabes elegir”.

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