Vamos a hablar de una virtud que está bastante olvidada, entre otras cosas, porque su nombre se parece bastante a «longaniza» y así no hay futuro. Hablamos de la «longanimidad», que es la grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. También se entiende como benignidad, clemencia, generosidad. Necesitamos mucha longanimidad nosotros, los ciudadanos y también los políticos para juntarnos de una vez todos y hacer frente a la crisis.
El Gobierno ha hecho públicas las balanzas fiscales. Explican la diferencia que hay entre lo que una Comunidad Autónoma aporta al Estado y lo que éste le da a ella. La balanza de Aragón está equilibrada, por cierto. ¿Qué quiero decir con esto? Que el Estado se comprometió a publicar las balanzas y nos parece muy bien, pero que este es un mal momento para empezar a mirarse al ombligo y a denunciar agravios comparativos. Habría que remar todos en la misma dirección, con grandeza y constancia de ánimo ante las adversidades, es decir, con longanimidad.
¿Solidaridad o reinos de Taifas?
Ya se han publicado las balanzas fiscales. Bien; estupendo. Así sabremos cómo viven la solidaridad las comunidades ricas con las más pobres.
Ahora sería conveniente publicar también las balanzas comerciales; lo que cada comunidad vende y compra al resto del estado. Así conoceremos cómo, comprando sus productos, contribuyen las comunidades menos favorecidas a la prosperidad de las que tienen mayor renta «per cápita».
También eso es manifestación de solidaridad; y me parece bien, pues si la solidaridad no la vivieran todas las comunidades y supusiera una redistribución de la riqueza, estaríamos dejando de ser un estado de las autonomías, para volver a los reinos de taifas a través de la autarquía comunitaria.
¿O es eso lo que algunos pretenden?
Carlos Menéndez
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