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Queda prohibido el botellón hasta nueva orden. El PSOE y el PP han estado de acuerdo y han aprobado una ordenanza que prohíbe que los jóvenes se junten a darle al bebercio en las calles, plazas y parques de la ciudad. ¿Cree alguien que va a funcionar este reglamento? No. Pero va  a hacer que los políticos queden bien de cara a una sociedad acomodada y paniaguada que no quiere tener cerca de casa a un grupo de borrachos, entre los que, si te descuidas, está tu hijo, tu primo o tu vecino. Y así, volvemos al estribillo de siempre: “es un problema de educación”. Puede ser. También de cultura, de política, de interés por las cosas, de sociabilidad y de comunicación. Es una manifestación más de que las cosas no se hacen bien. No se puede prohibir el botellón como no se pueden prohibir las tormentas, pero se pondrán algunas multas para que los jóvenes vuelvan a emborracharse en los bares o en sus casas. Hecha la ley, hecha la trampa, hecha la ordenanza, hecha la chanza.

4 comentarios en «La ordenanza del botellón»
  1. Lo que está muy claro es que los que vivimos en el casco, como es mi caso, los fines de semana, desde el jueves no podemos dormir, todo el casco viejo es un macro botellón, son las 6 de la mañana y aún siguen los niñatos en las calles con las botellas, gritando, haciendo el gamberro, destrozando, rompiendo porteros automáticos, cristales de los portales, vomitando, meandose, ¡una autentica verguenza, a los partidos que se oponen, CHA, IU, los taeria yo un par de fines de semana a vivir en el casco, a ver si seguian oponiendose al botellón, y a los ciudadanos que también se oponen, también los tendria yo unos cuantos fines de semana, a ver que les parecia el botellón, seguro que los que se oponen viven en zonas tranquilas.

  2. Es un problemón que yo no padezco. El alcohol es una droga legal que, consumida masivamente, en ocasiones tiene esas consecuencias, lo sabemos todos. No sé cuál sería la solución. Alejar las zonas de marcha de las zonas vecinales, claro, pero ¿cómo se logra eso? ¿Crear zonas alejadas de la ciudad a las que deban acudir en coche (tipo playas de la Expo, o más lejos)? ¿Poner entonces transporte público? ¿Favorecer a los bares de nueva creación que se ubiquen en el extrarradio? ¿No sería eso barrer la mierda debajo de la alfombra? No tengo ni puta idea.

    Y desde luego educación, que no por ser una fórmula manida deja de ser cierta. Educación, civismo, urbanidad. Llámenlo como quieran. Yo, sin ir más lejos, y ya sé que está mal ponerse uno mismo de ejemplo, me he emborrachado en mi vida un par de veces (bueno, o tres), pero nunca me ha dado por destrozar cosas ni por vomitar o mear fuera de tiesto, salvo algún momento puntual de extrema y urgente necesidad, claro, somos humanos…

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