Ahí van una serie de consideraciones para los antitaurinos y para aquellos que decían eso de «prohibido prohibir» y ahora se callan con muy poca vergüenza. La modernidad y el no salirse del tiesto son también dos actitudes muy políticamente correctas. Espero respuestas sin acritud:
Si alguien está en contra del festejo de los toros es porque no quiere que se mate de ese modo al animal. Quiere, por lo tanto, defender al toro. Pero, yo pregunto ¿quiere defender a la ‘especie toro’ o al ‘individuo toro’?
Si quiere defender a la ‘especie toro’, nos encontramos, siendo realistas y utilitaristas, con la curiosa paradoja de que si desaparecen los festejos taurinos, la ‘especie toro’ desaparece con ellos, ya que los toros requieren unas condiciones de conservación extremadamente complicadas y gravosas y son animales que no pueden vivir en libertad porque son agresivos y bravos por naturaleza. Su instinto les lleva a embestir antes que a olfatear. Así que la especie toro no gana nada con la prohibición.
Si se quiere defender al ‘individuo toro’, por ejemplo, Nísperito de 535 kilos de peso de la Ganadería Fuente Ymbro, es algo muy loable, pero el antitaurino deberá decirme por qué motivo Nisperito tiene más derechos que una ostra que muere comida viva y bañada en ácido o que un cerdo que pierde la vida lentamente degollado y desangrado. Si existe la diferencia ontológica entre el toro bravo y el cerdo, la ostra o el tan denostado piojo es conveniente que se explique y se demuestre.
Llegamos a la conclusión de que el antitaurino no tiene tanta preocupación por el toro, lo que quiere es evitar que el ser humano cometa actos crueles con los animales. Así que el antitaurino es un humanista, no es tan ecologista como se pensaba a fin de cuentas. Enhorabuena. En este punto, debo sugerirle al ‘antitaurino prohibicionista’ unas cuantas causas humanas y humanistas más interesantes que la muerte en la arena del toro y en las que emplear sus esfuerzos, sus pancartas y sus leyes. Ahí van algunas: desigualdad social, muerte diaria por hambre de personas, guerras injustas y silenciadas en el mundo, trabajo infantil, armamento e incoherencia de los poderosos al respecto, las cifras alarmantes del aborto, etc.
Termino mi artículo invitando a los lectores ardientemente al conocimiento y a la información. Una oleada de opinión ‘buenista’ no debe calar en una persona bien formada, que debe preocuparse por buscar un criterio personal, en el que siempre cabrán los matices y los apuntes enriquecedores para el resto. La masa se aborrega y busca aborregar. Informémonos, leamos, conozcamos el mundo del toro, sus costumbres, su economía, su relación con la tradición y sus prohibiciones a lo largo de la historia. Hagamos entonces un juicio que aporte algo a los demás. Prohibir no es el camino. Les invito a dudar.
[…] El error de prohibir los toros, una invitación a la duda zaragozame.com/juanluissaldana/2010/07/el-error-de-prohibir-… por friguron hace 2 segundos […]
No queremos que se torture sádicamente a un animal hasta la muerte por puro placer, y opinamos que debe estar prohibido, como se hace en cualquier país normal y aquí hacemos también con los perros o los gatos.
¿Podrías explicar la diferencia entre torturar a un perro hasta la muerte y hacerlo con un toro?
Nosotros seremos «buenistas»; pero vosotros, malvados.
Antonio, gracias por tu comentario.
Para mí, la diferencia entre matar a un toro en la plaza y ahorcar, por ejemplo, a un galgo es el espíritu de la lidia. Una tradición milenaria que nos lleva a ser un pueblo que corre al toro y que se mide ante él en condiciones complicadas. Somos así.
Si esa tradición ancestral debe desaparecer, yo creo que tiene que ser por inanición, no por prohibición.
De nuevo, gracias.
He estado leyendo el montón de chorradas estas y quizas te aclare un poco saber lo siguiente:
– La especie de toro se necesita para fecundar la vaca que nos da leche y carne, y del toro también se aprovecha para hacer riquísimos jamones y embutidos. (No se extinguirá)
– El toro es un mamífero y tiene cierta sensibilidad, sufre si le hacen daño físico. En cambio un mejillón no tiene la misma sensibilidad no sufrirá en tal magnitud si le haces daño.
– Un cerdo lo matan sin torearlo ni hacerle sufrir, lo matan.
– Un toro no es agresivo! Es mas!, es un animal muy manso. Sino ves a una granja y compruébalo.
– Solo tienes razón en lo de las injusticias, mueren diariamente 12000 personas en Africa y nadie hace nada.
3 argumentos dan los defensores de lo taurino:
La extinción de la raza: Hoy en día no se extingue un animal porque sea útil o no para el hombre, al contrario, es siempre el hombre el que termina con el animal invadiendo su territorio o cazándolo indiscriminadamente. Más fiero y costoso de mantener son los leones o los tigres y hay un bastantes en los zoos españoles (y de todo el mundo). Y no, toros en libertad tampoco hay.
La cultura: Matar y/o torturar un animal para diversión o escarnio público no es cultura, es tradición. Igual que hace 20 años lo era el tirar una cabra desde un campanario y hoy nadie lo revindica.
Hay otros problemas más graves: Evidentemente. Pero los activistas antitaurino están en su mayor parte inmersos en movimientos sociales que también pelean contra todo lo que mencionas. ¿Hacemos el mismo juicio de valor contra los que sacan pancartas, se manifiestan o simplemente acuden a los toros? En vez de ir a ver una corrida deberían estar luchando contra la ablación del clítoris… (ese argumento no lo oíremos al contrario nunca).
De lo de Cataluña concetamente, aunque ha sido utilizado por todos los partidos para intereses políticos (los mismos intereses, e igual de ilegítimos, los que son antiespañolistas que los que son anticatalanistas, los que son nacionalistas catalanes o nacionalista españoles); deberíamos estar satisfechos porque ha salido adelante una iniciativa legislativa popular escuchando lo que ha solicitado la ciudadanía (y mucho más masivamente que lo que marca la ley) y profundizando, que ya es hora, en mecanismos de democracia y participación ciudadana a la hora de legislar.
Lo que está en juego con la prohibición de los toros no es, ni más ni menos, que una posición económica privilegiada de una serie de gente (que tampoco se ponen delante del toro): Ganaderos (ojo a los de los festejos «populares», que contra eso también hay que luchar), apoderados… Y a eso es a lo que hay gente (defensora de la cultura se llaman) que no está dipuesto a renunciar
Totalmente deacuerdo con Antonio, es tan difícil de entender algo tan lógico???????
Y quien te ha dicho que el antitaurino no se preocupa por otras causas? Igual se preocupa por TODAS las causas que no están bien y son malvadas, algo que deberíamos hacer TODOS.
Buhfff!! Bueno, digamos que con un cerdo o una ostra no se hace apología de la violencia porque no es un espectáculo en sí mismo. Creo que es diferente. Respecto al ecologismo, conservar una raza y demás… desde luego, no es mi argumento y, de hecho, me parece un argumento difícil de sostener para los que lo hacen.
Sí creo que un espectáculo tiene que estar regulado, no sólo el de los toros, y no veo bien lo de prohibido prohibir, allá quien lo diga, aunque tampoco hay que abusar de las prohibiciones, a mi parecer.
Lo de masa borrega, aborregamiento y demás… solemos verlo todos en el tipo del otro lado… A mí me pasa lo mismo pero intento no prejuzgar (caigo en ello de todos modos para qué engañarnos).
Respecto a informarse uno sobre el mundo del toro… no es algo que me motive ya que el espectáculo en sí (que sí he visto) me parece una apología de la violencia y toda la cultura que hay detrás y que al final conduce a ese espectáculo no me interesa. Sí es cierto que respeto a los protaurinos como me gusta que ellos me respeten a mí. Tengo un par de amigos que están dentro de este mundo y me llevo la mar de bien con ellos, como no podría ser de otro modo por otro lado. No obstante, muy habitualmente, escucho y leo a gente de medios de comunicación meterse, por ejemplo, con el comunismo (por lo visto está más de moda criticarlo que el propio comunismo en sí), que no les doy la razón ni se la quito, pero se nota claramente que no se han leído El Capital lo cual no me parece tampoco del todo mal porque entiendo que a todo no se llega. En ese sentido muy pocos están libres de pecado. Posiblemente nadie.
Creo que es un error meterse con modernidades y progresismos ya que, desde luego, un servidor, conoce a mucha gente moderna y de izquierdas que adora el mundo de los toros. Hay tradición taurina en la izquierda. Desde todo un Sabina un Vargas Llosa, un Savater, el legado literario de Hemingway… El problema es que lo que se ha visto en el parlamento de Cataluña, a mi parecer, era otra cosa pero no creo que el debate pro-contra-taurino sea algo de España o no España ni de derechas o de izquierdas… o no deberíamos seguirles el juego, al menos (que yo lo he hecho).
Lo de desigualdad social y demás… pos hombre… si se trata de hablar sólo de «los grandes temas» este post no existiría… Pienso que una cosa no quita la otra.
Respecto a dudar creo que es uno de los mejores consejos que se pueden dar. Quien no lo siga está perdido y ha sido del todo aborregado sin piedad por quien le haya pillado por banda primero.
Como siempre, desde luego, excelente artículo, las cosas como son.
[…] Ahí van una serie de consideraciones para los antitaurinos y para aquellos que decían eso de “prohibido prohibir” y ahora se callan con muy poca vergüenza. La modernidad y el no salirse del tiesto son también dos actitudes muy políticamente … Continue reading → […]
Juan Luis, tu artículo contiene demasiadas falacias y afirmaciones gratuitas como para ser tomado en serio.
Por ejemplo, eso de que:
puede que sea tu opinión, pero conjeturas tan rotundas hay que apoyarlas con estudios reales sobre la viabilidad de la especie. También se dijo que la televisión iba a matar a la radio. Y algún día internet matará a la televisión, claro.
Por otro lado, decir que los toros:
es una tontería y demuestra que no conoces a este animal en su entorno natural.
La ingeniosa frase:
es demagogia barata. Infinidad de vacas mueren en el matadero para su consumo humano. Lo inmoral sería llevarlas a la muerte mediante tortura por el mero placer de verlas sufrir.
Por último, la falacia de que hay
me parece bastante pueril. Siempre habrá causas más importantes. ¿Vamos a dejar de hacer carreteras porque haya desigualdad social? ¿Dejaremos de tomar medidas contra el desempleo porque hay hambrunas en Somalia?
Finalmente, me resulta muy curioso que la gente de derechas de toda la vida (no lo digo por ti porque no te conozco) esté ahora enarbolando lemas de la izquierda como: «prohibido prohibir» y «libertad». Supongo que estos bellos ideales, tamizados por el pensamiento neoliberal, alcanzarán su máxima expresión cuando se prohíba matar a tu vecino y tengas total libertad para torturar a tus hijos.
¿Lo ves? Hacer demagogia es muy fácil.
Hola Carlos. Gracias por tu comentario.
–El toro bravo vive en condiciones muy buenas. Es caro de mantener. Su raza acabaría reducida a cuatro ejemplares sementales.
–He estado en ganaderías y conozco al toro en su entorno. He dado de comer a toros en la mano. También conozco ganaderos que han muerto al meter y sacar reses en camiones por un ataque o en una entrada del animal por el callejón que les cogió desprevenidos. El toro embiste y tiene defensas que matan.
–Respecto a la ostra, me preocupa que el animal en general empiece a convertirse en sujeto de derechos. De ahí el ejemplo tonto de la ostra. Quería llevar al lector a la conclusión de que lo que nos importa es el ser humano.
–Lamento que hayas entendido la enumeración de causas como demagogia. No buscaba ese efecto facilón, sino resaltar que el esfuerzo de prohibir los toros en Cataluña es antieconómico, político y poco productivo.
–Respecto a lo de «prohibido prohibir» compartu tu idea. Si los toros deben desparecer tiene que ser por derribo, no por prohibición.
Gracias por tus argumentos.
nos estamos convirtiendo en un país de gilipollas.
eso es lo que pasa.
HE DICHO
Hay que capar a mucha gente. Eso si que seria inteligente
Lo realmente preocupante de todo el revuelo que se ha formado alrededor del tema, es ese olor a circo que deja. Entre mundiales, toros y demás festejos parece que a nadie le importa demasiado que estemos -desde hace meses- a la deriva económica y políticamente. Esto me recuerda una expresión que le oí decir a un amigo argentino hablando de cómo su país pasó de ser una potencia del primer mundo a la bancarrota total: «de a poco».
Por otro lado, lo que no me entra en la cabeza, es cómo a nadie le ha dado por pedir un poco de cordura y replantear la fiesta taurina sin sangre. En portugal lo llevan haciendo así toda la vida …pero claro un español (da igual si pro-taurino o anti-taurino) antes se saca los ojos que mirar a un portugués, eso también es cierto.
A mi personalmente los toros me la repanflinflan y los catalanes más, así que mientras no prohiban la edición de «Sangre en la arena» lo único que puedo añadir es… con su pan se lo coman.
Un saludo y enhorabuena por el recién estrenado blog.
Lo de Portugal hay que ir pensándolo. Ahí tienes razón, David.
A mi me sorprende que la justificacion de encerrar a un animal en un lugar donde no puede rehusar el combate y pincharlo con objetos punzantes sea el metodo que una sociedad tiene para conservar una especie.
No es lo que se hace con el oso, el lobo, el lince, los leones, los tigres,los pumas, las panteras, las tarantulas, los cocodrilos (ese animal tan manso).
Creo que mas bien conservar una especie es una cuestion de recursos economicos y de voluntad.
Lo de «prohibido prohibir», suena muy bonito pero vamos es algo que no aguanta un debate serio , es mas un refran que se usa cuando alguien quiere regular algo que no nos gusta, la sociedad esta llena de prohibiciones que protegen los derechos de los demás.
La de velocidad o alcohol en carreteras, protege el derecho a la vida de los demás, las de ruido el derecho al descanso, las ordenes de alejamiento(prohibido acercarse) protejen a las mujeres maltratadas, las de fumar protejen a los no fumadores sin entrar en la sque protegen los derechos de la infancia(prohibido que los niños trabajen…) Asi que creo que ir por ahi es un poco demagogico…
Para mi la diferencia entre comerse la ostra y matar al toro en la plaza es sencilla . En la naturaleza los seres vivos nos alimentaos de otros seres vivos y para ello tenemos que matarlos.
Creo que gran parte de la gente que esta en posturas activas contra el maltrato animal(la gente mas activa en temas antitaurinos) trata de evitar esto tambien , cree que hay formas de alimentarse sin producir sufrimiento y las practica, para ellos no hay diferencia, asi que tampoco es muy buen argumento contra ellos. Ellos tambien estan en contra de la matanza y de comer ostras vivas.
Y por supuesto con el argumento de que hay muchas cosas injustas de que preocuparse antes que de esto, vuelves a rozar la demagogia, porque lo primero:
no sbeses de si los activistas que han promovido la iniciativa tambien son activos en esas cosas, simplemente sabes que esa lucha la han conseguido llevar adelante.
Y lo segundo si aplicamos el argumento «hay cosas mas importantes como erradicar el hambre en el mundo » claro !! Eso es lo mas importante pero no puede ser lo único, no puede sustituir a todas las luchas, las causas ni las actividades humanas. Esto esta claro.
En cuanto al hecho en si de la fiesta, estoy de acuerdo con los argumentos sobre la plasticidad, el arte , es parte de nuestra cultura del folclore, y una tradición milenaria , el toro es un animal que va muy unido a nuestra historia y por supuesto un espectaculo … pero llegado al punto de elegir las actividades con las que nos podemos divertir hay tantas que no orbitan sobre el sufrimiento ajeno que me es dificil defender a aquellas que si que lo hacen…
Creo que «La Fiesta» necesita una reconversión y estas medidas van a abrir un profundo debate en el mundo del toro que va a tener que reinventarse para mantener su esencia con formas y modos del siglo XXI.
un saludo
Gracias Álvaro. Entiendo lo que dices y comparto la última parte de tu argumento. Me parece bien.
No quería ser demagógico, pero se me ha entendido mal.
He pensado mucho en lo del sufrimiento y tengo dudas. Por ejemplo, ¿el sufrimiento animal es un mal en sí mismo o es malo en cuanto a que lo causa el hombre? ¿Qué es el sufrimiento animal? ¿Qué consecuencias tiene?
Se me ocurre el ejemplo de una iguana que pierde a su pareja y sus crias en el ataque de un cocodrilo. ¿Eso es malo? Llego a la conclusión de que el mal que nos debe importar es el que infligimos nosotros y ahí me pregunto ¿Es más cruel ser toro que gallina? ¿Es mejor ser pollo de engorde, calamar, vaca, cerdo de matanza que toro bravo?
GRacias.
eres tonto hasta el almuerzo, y después…. todo el día
Muy bien.
Me han entrado ganas de comer rabo (con perdón)
Aborregamiento, querido Juanluis, todavía no hay: los toros en Cataluña se han prohibido por ser un símbolo de «lo español»; el aborregamiento empieza ahora cuando hay gente naive que se cree que ha sido por maltrato animal, violencia innecesaria, etc.
En otras CCAA se prohibirá por esto último -fruto del aborregamiento y la crisis de valores en la que vivimos-, pero en Cataluña no ha sido esta la razón.
Quizás cuando se hayan prohibido los toros en todas las CCAA, en Catalua se volverán a legalizar porque entonces será para ellos un hecho diferencial.
Al tiempo.
Si acritud, pero no buscamos prohibir los toros.
Lo único que queremos los así llamados «anti-taurinos», es que se aplique la ya vigente Ley de Protección de los Animales sin excepciones.
Lo que queremos es evitar que los toros sigan estando discriminados y fuera del amparo de una ley que protege al resto de animales. Precisamente porque el toro no es ontológicamente distinto al perro, el cerdo, el burro, etcétera, lo que pedimos es que no se le excluya.
El error no es prohibir los toros. El error es crear una ley con excepciones discriminatorias motivadas únicamente por intereses económicos.
Juan Luis, muchas gracias por suscitar este interesantísimo coloquio que toca temas clave. Aquí mis aportaciones críticas.
Cuando dices “el antitaurino no tiene tanta preocupación por el toro, lo que quiere es evitar que el ser humano cometa actos crueles con los animales. Así que el antitaurino es un humanista, no es tan ecologista como se pensaba a fin de cuentas” entiendo que utilizas el término “ecologista” en una acepción muy concreta, quizás la más extendida de las varias posibles. En el contexto de tu comentario se entiende – o, al menos, yo entiendo – que te estás refiriendo al ecologista de la Deep ecology (Ecología profunda) que podría llamarse también bioigualitarista. A este respecto me gustaría señalar que, frente a la cosmovisión antropocéntrica o tecnocracia utilitarista – según la cual la naturaleza está al servicio del hombre de modo absoluto – existen diversos movimientos ecologistas que podrían resumirse en los siguientes:
Visión holista o Igualitarismo biológico: el hombre es una parte más de la naturaleza, y su evolución así como sus derechos – tanto en conjunto como individualmente – deben estar supeditados a la evolución de los ecosistemas de los que forma parte. (Ecología profunda)
Visión conservacionista utilitarista: el hombre, separado de la naturaleza, se toma como norma de valor; no es el descubridor sino el asignador del sentido y el valor de las cosas de la naturaleza. La dignidad del hombre es también adquirible y acrecentable en la medida en que crece el dominio sobre la naturaleza, incluida la del propio hombre. Lo vital, el cuidado y el respeto quedan supeditados a la eficacia y a la utilidad. Se promueve la conservación pero al servicio del mercado. (Ecología de superficie)
Visión conservacionista personalista: el hombre es administrador – no señor – de la naturaleza de la que forma parte, pero una parte verdaderamente especial pues es el único ser que es capaz de alterar de modo sustancial los ritmos naturales de los ecosistemas y a la vez es el único al que se le pueden pedir responsabilidades. (Ecologismo personalista)
Así pues, la contraposición humanismo-ecologismo es válida únicamente si por ecologismo se entiende alguna cosmovisión distinta de la última, la del Ecologismo personalista porque éste es humanista.
Yo estoy en contra de la muerte y del sufrimiento innecesario de cualquier ser vivo: del toro en una corrida, del conejillo de indias en determinados experimentos ligados a la investigación (atención, he escrito “determinados”), del gato apedreado por pura diversión, de la hormiga aplastada sin razón por un niño o un adulto y el del árbol agredido vandálicamente…Y, por delante de todos ellos, estoy en contra del sufrimiento innecesario del ser humano (y escribo innecesario porque muchas veces el sufrimiento humano tiene sentido; basta pensar en las noches en blanco que unos padres sufren por amor a su bebé). Estoy en contra del sufrimiento innecesario y gravemente injusto del esclavo, del explotado sexualmente, del exiliado, del abortado – especialmente éste por ser el más indefenso…
Soy ecologista personalista así que mis razones para estar en contra del sufrimiento innecesario de todo ser vivo – del toro en particular – son dos:
• Una radica en la propia bondad de cada ser vivo, en su valor per se – como individuo y como especie – valor que va más allá de su utilidad para el hombre y que, verdaderamente presenta diversos niveles ontológicos: todos intuimos de algún modo – y hay autores que lo explican – que una bacteria, un árbol y un perro, presentan distinto nivel en su “vividad” (¿se me permite el vocablo?). En todo caso, en mayor o menor grado, todo ser vivo tiene un valor ontológico por sí mismo, por el hecho de ser. Si además añadimos una perspectiva religiosa, ese valor aumenta de un modo radical: todo ser vivo ha sido creado por Dios y por tanto querido por su autor que es, ni más ni menos, el Creador del Universo.
• La otra razón es (la que apuntas tú mismo, Juan Luis, y es) que cuando el ser humano comete actos crueles con los animales en realidad está actuando de un modo no humano, no acorde con su especial responsabilidad o dignidad: él es el único que puede modificar de modo sustancial los ritmos naturales de los ecosistemas – para bien o para mal – y es el único a quien se le pueden exigir responsabilidades.
Aunque sé que hay una larguísima tradición cultural y socioeconómica ligada a la corrida de toros, entiendo como un progreso humano el que se elimine un espectáculo en el que las personas disfrutan viendo, entre otras cosas, como sufre un animal. Lo triste es los cambios a mejor no ocurran – como apuntabais algunos – por inanición o por derribo, por reflexión y por búsqueda de la verdad moral – sino por prohibición e ideología que, a la postre, nada o poco solucionan.
Por último, siempre confío en que la reflexión y la búsqueda de la verdad, entre viento y marea, venzan a la irracionalidad y a la mentira. La sana y honrada discusión es necesaria en esta tarea. Gracias a Juan Luis y a todos los que me/nos hacéis dudar/pensar.
Juan Luis, muchas gracias por suscitar este interesante coloquio que toca temas clave. Aquí mis aportaciones críticas.
Cuando dices “el antitaurino no tiene tanta preocupación por el toro, lo que quiere es evitar que el ser humano cometa actos crueles con los animales. Así que el antitaurino es un humanista, no es tan ecologista como se pensaba a fin de cuentas” entiendo que utilizas el término “ecologista” en una acepción muy concreta, quizás la más extendida de las varias posibles. En el contexto de tu comentario se entiende – o, al menos, yo entiendo – que te estás refiriendo al ecologista de la Deep ecology (Ecología profunda) que podría llamarse también bioigualitarista. A este respecto me gustaría señalar que, frente a la cosmovisión antropocéntrica o tecnocracia utilitarista – según la cual la naturaleza está al servicio del hombre de modo absoluto – existen diversos movimientos ecologistas que podrían resumirse en los siguientes:
Igualitarismo biológico: el hombre es una parte más de la naturaleza, y su evolución así como sus derechos – tanto en conjunto como individualmente – deben estar supeditados a la evolución de los ecosistemas de los que forma parte. (Ecología profunda)
Conservacionismo utilitarista: el hombre, separado de la naturaleza, se toma como norma de valor; no es el descubridor sino el asignador del sentido y el valor de las cosas de la naturaleza. La dignidad del hombre es también adquirible y acrecentable en la medida en que crece el dominio sobre la naturaleza, incluida la del propio hombre. Lo vital, el cuidado y el respeto quedan supeditados a la eficacia y a la utilidad. Se promueve la conservación pero al servicio del mercado. (Ecología de superficie)
Conservacionismo personalista: el hombre es administrador – no señor – de la naturaleza de la que forma parte, pero una parte verdaderamente especial pues es el único ser que es capaz de alterar de modo sustancial los ritmos naturales de los ecosistemas y a la vez es el único al que se le pueden pedir responsabilidades. (Ecologismo personalista)
Así pues, la contraposición humanismo-ecologismo es válida únicamente si por ecologismo se entiende alguna cosmovisión distinta de la última, la del Ecologismo personalista porque éste es humanista.
Yo estoy en contra de la muerte y del sufrimiento innecesario de cualquier ser vivo: del toro en una corrida, del conejillo de indias en determinados experimentos ligados a la investigación (atención, he escrito “determinados”), del gato apedreado por pura diversión, de la hormiga aplastada sin razón por un niño o un adulto y el del árbol agredido vandálicamente…Y, por delante de todos ellos, estoy en contra del sufrimiento innecesario del ser humano (y escribo innecesario porque muchas veces el sufrimiento humano tiene sentido; basta pensar en las noches en blanco que unos padres sufren por amor a su bebé). Estoy en contra del sufrimiento innecesario y gravemente injusto del esclavo, del explotado sexualmente, del exiliado, del abortado – especialmente éste por ser el más indefenso…
Soy ecologista personalista así que mis razones para estar en contra del sufrimiento innecesario de todo ser vivo – del toro en particular – son dos:
Una radica en la propia bondad de cada ser vivo, en su valor per se – como individuo y como especie – valor que va más allá de su utilidad para el hombre y que, verdaderamente presenta diversos niveles ontológicos: todos intuimos de algún modo – y hay autores que lo explican – que una bacteria, un árbol y un perro, presentan distinto nivel en su “vividad” (¿se me permite el vocablo?). En todo caso, en mayor o menor grado, todo ser vivo tiene un valor ontológico por sí mismo, por el hecho de ser. Si además añadimos una perspectiva religiosa, ese valor aumenta de un modo radical: todo ser vivo ha sido creado por Dios y por tanto querido por su autor que es, ni más ni menos, el Creador del Universo.
La otra razón es (la que apuntas tú mismo, Juan Luis, y es) que cuando el ser humano comete actos crueles con los animales en realidad está actuando de un modo no humano, no acorde con su especial responsabilidad o dignidad: él es el único que puede modificar de modo sustancial los ritmos naturales de los ecosistemas – para bien o para mal – y es el único a quien se le pueden exigir responsabilidades.
Aunque sé que hay una larguísima tradición cultural y socioeconómica ligada a la corrida de toros, entiendo como un progreso humano el que se elimine un espectáculo en el que las personas disfrutan viendo, entre otras cosas, como sufre un animal. Lo triste es los cambios a mejor no ocurran – como apuntabais algunos – por inanición o por derribo, por reflexión y por búsqueda de la verdad moral – sino por prohibición e ideología que, a la postre, nada o poco solucionan.
Por último, siempre confío en que la reflexión y la búsqueda de la verdad, entre viento y marea, venzan a la irracionalidad y a la mentira. La sana y honrada discusión es necesaria en esta tarea. Gracias a Juan Luis y a todos los que me/nos hacéis dudar/pensar.
ok… entonces pasemos a tu familia a la área, cual es el problema?si existen muchos humanos en la tierra. la especie humana no estaría en peligro, o si?
los toros son animales, al igual que nosotros sienten dolor, y si se matan se hace por diversión, no por necesidad ni defensa, simple y llana recreación.
Queridos,no conoceis el valor de un animal.No sabeis las consecuencias de su muerte.Y por supuesto no teneis ningun posibilidad…pero contais con mi simpatía.