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Caperucita no eligió el camino que le había indicado su madre. Caperucita tomó el camino del lobo, el camino más largo. Si hubiera hecho lo que se esperaba de ella, la cesta hubiera estado en casa de su abuelita en su momento y todo se habría terminado allí.
A veces, tenemos que elegir y ni nos planteamos la posibilidad de hacer caso al lobo. Caperucita escogió el camino del lobo. No fue por el camino de la excelencia, ni la eficiencia, ni la eficacia, ni la rentabilidad. Caperucita roja fue por el camino del lobo y, si no hubiera tomado este camino, no habría cuento. Y yo quiero vivir del cuento.
