¿Pueden las leyes cambiar la sociedad? Se suele hablar de esto y suena extraño y lejano. Muchos de nuestros gobernantes están convencidos de que el legislador es muy capaz de cambiar la sociedad a golpe de reglamentos y decretos. Quizá les suene raro, pero es cierto. Pongamos un ejemplo cercano: Casi nadie iba en bicicleta por Zaragoza, pero los políticos se empeñaron en que la bicicleta es el futuro. Hicieron la ley, la ejecutaron y cambiaron Zaragoza. No seamos ingenuos, los políticos aspiran a cambiarnos constantemente y en cosas más serias que ir en bicicleta. Se meten en nuestros hábitos, en nuestras costumbres, en nuestras creencias y hasta en nuestro vocabulario. Cada vez es más complicado mantener la libertad individual porque siempre hay cretinos que te afean alguna costumbre, alguna expresión o te dicen lo que puedes o no puedes decir. El hombre hace la ley. La ley no debe hacer al hombre porque aquello acaba degenerando en mostruo.
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