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Dicen que vivimos en la era de la información y que lo sabemos todo, pero no es cierto. Entre todo este barullo informativo, hay una materia que me llama especialmente la atención: la relacionada con los delitos y los delincuentes. Sabemos el nombre del asesino confeso de Marta del Castillo, conocemos al Rafita, asesino de Sandra Palo y seguimos sus hazañas en los informativos, tenemos en la prensa las iniciales de los que conducían con más alcohol del permitido el día anterior y fueron sorprendidos por la policía, el Dioni es una estrella televisiva y con los corruptos se hacen series de televisión y entrevistas anunciadas a bombo y platillo previo pago de un caché nada despreciable. Sin embargo, en Zaragoza, como si esto fuera la aldea de Astérix, hay una especie que vive al margen de esta norma: los vándalos, un colectivo difuso, nunca individual. No tienen nombre, ni apellidos, ni cara. Cuando se quema un contenedor, siempre han sido ellos. Cuando se rompe mobiliario urbano, lo han roto ellos. Sin darnos cuenta, hemos tolerado el uso de este término que ampara a un pequeño grupo de ciudadanos y a su perniciosa costumbre de romper y quemar lo que es de todos.
El Ayuntamiento no dice nada de los vándalos. La policía tampoco. Tal vez, sean zombis, almas en pena o personas que viven al margen de la sociedad en las cloacas o en la parte soterrada del Huerva —que es casi lo mismo— y que salen por la noche a sembrar el caos y la destrucción. Puede ser que los que mandan tengan un plan o estén realizando investigaciones, pero el número de contenedores socarrados y la falta de detenciones hacen dudar. Uno observa las restrictivas leyes anti tabaco o las rígidas normas de tráfico y se plantea si no habría que sancionar estos actos con una cantidad ejemplar para que al vándalo de turno le salga muy cara la broma y a sus amigos se les quiten las ganas de hacer lo mismo. Sabemos que para poder castigar es necesario sorprender al vándalo con las manos en la masa y esa es responsabilidad de la autoridad y también del ciudadano que tiene ojos y teléfono móvil. Si seguimos como estamos, pronto veremos a alguno de estos vándalos anónimos echar una cerilla en un contenedor mientras sonríe a la cámara de video-vigilancia diciendo pa-ta-ta.

Publicada en Heraldo el jueves 16 sept.2010
5 comentarios en «Vándalos anónimos»
  1. http://zaragozame.com/tag/vandalismo/

    voy haciendo alguna fotica vandálica…
    http://zaragozame.com/2009/08/28/vandalismo-por-el-barrio-de-la-bozada/

    carnuces que luego pagamos entre todos.
    lo que dices al final… creo que ya se ha dado. total, luego les pillan y les dejan salir libres por ser menores. a un amigo le jodieron el coche de arriba a abajo y no le hicieron nada, por lo menos se lo cubrió el seguro.

    y a una amiga la moto en el garage, y cuando fue a declarar al juicio dice que los 2 menores se le reían en la cara a ella y al juez, y las pobre casi se echó a llorar de la rabia.

    bueno maño….

  2. Lo que escribía el otro día un editorial de Heraldo, es muy grave. Grave, porque es cierto. Que las autoridades estén reconociendo que no pueden luchar contra esta lacra, es como para echarse a temblar. Y pensar que cuando estrenaron «La naranja mecánica» se censuró en España por considerarla demasiado violenta… Los actos violentos que narraba: «Apaleamiento a mendigos», «Conducir a lo kamikaze» y «Asalto a chalet con violación y asesinato incluidos», es decir, lo habitual hoy en día.

  3. El problema de los vandalos, es grave, bastante grave y estoy con lo que dice Rafael.
    Claro, Carlos que la policia sabe de estos asuntos en unos interviene y en otros pasa de largo, basta ver como esta la calle Cerezo alli hay un trozo que es patrimonio de los que estan en la calle y estan para «salvajear», si te descuidas no pasa a tu calle, hay quien apenas sale de casa encuanto empieza a oscurecer, ya esta destrozada el monolito de la Plaza Pedro. Es una pena pero habria que poner más camaras y cuando un destrozo, visualizar y que paguen hasta el ultimo clavo

    Saludos

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