José Ángel Biel, el hombre con quien no debo meterme, pero lo hago, dice que es el Estado el que tiene que hacer un mayor esfuerzo para recortar su gasto y con ello el déficit. Las Comunidades Autónomas, mantiene el vicepresidente, no deben recortar tanto porque llevan entre manos asuntos esenciales para la sociedad. Biel cae en el error de obviar que las Comunidades Autónomas, su estructura, sus instituciones y sus funcionarios son también Estado Español. Más allá de precisiones terminológicas que tampoco están de más, debemos preguntarle a Biel cuánto va a costar el Observatorio Aragonés de las Comarcas que se constituirá la semana que viene y que va a estar formado por un jefe de servicio de Desarrollo Comarcal, que ejerce de presidente, dos funcionarios de la Dirección General de Administración Local y treinta y dos técnicos en representación de las comarcas. Tampoco estaría de más ver si se puede recortar algo de este curioso pastel de las comarcas que supone la creación de una red de poder y clientelismo que, muy probablemente, acabará convertida en maraña. Biel está por encima del bien y del mal y dice aquello de “Que recorten ellos, que a mí me da la risa”.
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