Mientras unos señores están negociando diez horas seguidas para que Aragón siga fabricando coches sin parar, otros deciden que sólo se puede ir a 30 kilómetros por hora en algunas calles del centro de la ciudad. Mientras unos señores no paran de hablar de sostenibilidad, energías limpias y renovables, otros tratan de convencernos de que la electricidad que mueve al tranvía estará obtenida con energías limpias. Lo malo de este asunto es que unos señores y otros son los mismos. Los dirigentes, la clase política tienen el problema del tiempo. Están en el candelero poco tiempo y quieren hacer cosas importantes. Su perspectiva es siempre incompleta, su ideología limitada y flexible y su punto de vista corto y casi siempre sesgado. Por eso siempre el ciudadano se sentirá en cierto modo “engañado” por la clase política. Por eso, gente como Rodríguez de la fuente o Delibes dicen más verdades y tienen más objetividad que cualquier político. Por eso, deberíamos escuchar más a los que saben y menos a los políticos. Pero los que saben de las cosas, desgraciadamente, aparecen poco por la televisión.
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