Querido Florentino:
Compra, vende, di que tu equipo es el mejor. Engaña. Compra voluntades, pueblos, colectivos y aficiones. Compra caramelos para tus niños. Haz que se empachen y pierdan la razón. Déjalos sin capacidad de tener una alternativa a ti. Vende tu alma a quien quieras, bájate los pantalones, vuelve a subírtelos, convierte ciudades deportivas en cuatro rascacielos. Compra al jugador de moda cuando no ganes. Repite muchas veces que tienes el mejor equipo del mundo, aunque no sea verdad. Se lo creen. Justifica al diablillo acomplejado que te posee. Viaja en yate. Promete más regalos a tu gente. Quítales lo que era suyo sin que se den cuenta. Los pueblos, los colectivos, las aficiones también son culpables al fin y al cabo.
Solo te pido una cosa. Por favor, una sola cosa. No hables ante los micrófonos como un obispo. No puedo soportarlo. Amén.