Al terminar el campamento de verano, llega el reparto de medallas y de diplomas. Diploma oficial para los voluntarios de la expo y medalla de oro de la ciudad para el cronista. Me lo dijo un amigo que ha trabajado estos meses en la Expo: «esto es un campamento de verano». En los campamentos, los niños corren, juegan, nadan y saltan para pasarlo bien y, también, para llevarse medallas o algún premio. En la Expo pasa lo mismo.
Lo curioso es que, por muy festiva que sea la Expo, no somos niños. Ni el señor Buesa, ni el señor Belloch, ni los voluntarios. Sin embargo, a todos parece que les gusta el asunto. Ya me dirán ustedes qué se hace con un diploma oficial. Eso sólo sirve para coger polvo. Los pantalones pirata sirven para ir por ahí y, además, una vez terminada la Expo, se pueden combinar con algo mejor que los horribles náuticos blancos del uniforme.
Y ya me dirán ustedes qué hace con una medalla de oro el principal responsable de la oposición en el ayuntamiento. Buesa, ha hecho, por lo visto, muy bien su labor de cronista. Ahora tiene que hacer su labor como oposición, que es para lo que se le votó.
Por lo que se ve estamos en epoca de medallas, yo también quiero una, la del mérito a la paciencia.
Que a ver dónde me tengo que apuntar, por favor, para que me den una medalla. Si puede ser, me gustaría que fuera de oro. Creo que es mejor y más cara.