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Hace unos años, en la misma manzana en la que vivo yo, pero por detrás, se instaló una curiosa tienda de “gimnasia pasiva”. A mí siempre me llamó la atención y, cuando pasaba por allí, me quedaba mirando de reojo. Habia señoras sentadas en camillas extrañas que se movían lenta y automáticamente.
Siempre me pregunté si la gimnasia pasiva serviría para algo. La verdad es que el local acabó cerrado a los pocos meses. De hecho, se convirtió en uno de esos locales malditos en los que ningún negocio consigue prosperar. Aún sigue cerrado… En cambio, si lo pensamos, la gimnasia mental pasiva ha triunfado y no ha necesitado locales. Ha sido mas sutil y mas útil, sin ese. La gimnasia mental pasiva se ha impuesto gracias a muchos canales informativos, por ejemplo, la tele… La gimnasia mental pasiva no es mas que dejar que otros piensen por ti.

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