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Soy dudacionista y sé que está palabra no existe. Dudo, como ya imaginan, de la importancia que dan los gobiernos y los medios de comunicación a la responsabilidad humana en el cambio climático. Dudo porque existo y porque me preocupa la mayoría creyente a ciegas. La conjetura se ha convertido en dogma en menos de una década. Se han silenciado las, al menos, cuatro teorías que barajan los especialistas. El método científico no admite dogmas. La ciencia se basa en poner en duda teorías y en crear hipótesis y validarlas y en esta materia, andamos lejos de cualquier validación clara. Tampoco me gusta que la política se mueva en el terreno de las verdades absolutas. No me encaja que hable del largo y medio plazo cuando todos sabemos que solo le interesa el corto. Más dudas. Cuando surge algo “importante”, la noticia desaparece. Además, las grandes empresas parecen tener menos culpa que el consumidor final, que es quien paga el pato. No veo representada en el problema a la gente que se muere de hambre. No escucho hablar del desarrollo de los países pobres. Cualquier comportamiento climático de frío o de calor se justifica con la misma causa. Es necesario cuidar el planeta, pero no bajo la amenaza y el miedo. Los cambios climáticos más recientes en la historia duraron quinientos y setecientos años y, sin embargo, parece que nos sirve el argumento de que cuando éramos niños sí que hacía frío. Seamos serios. Les invito a dudar.

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