La tontería del café en cápsulas

A mí no me gusta el café en cápsulas. Esta afirmación que acabo de hacer responde a una pregunta previa: ¿Quieres una cafetera de esas nuevas que han salido? No. No la quiero porque no la necesito. Necesitar es el verbo clave en este curioso ejemplo. Nadie necesitaba dosificar sus cafés en cápsulas. La gente se hacía cafeteras enormes para pasar el día, la noche o la semana y era feliz, pero llegó la publicidad. Se creó un cebo y tras de él una necesidad curiosa: repostar las cápsulas de café y, en concreto, las que sean compatibles con el modelo de cafetera que tengas.

Mi abuela tenía un molinillo eléctrico y lo utilizaba para moler una mezcla de cafés que ella había seleccionado. Después, elegía las dosis que metía en su cafetera. Hacía un café con leche suave y me lo daba a probar cuando yo era un niño. Ahora, podemos elegir sabores sin saber qué hay dentro de las cápsulas. Nos hemos vuelto un poco tontos porque en toda esta operación el precio del café se dispara y tienes que ir a comprar cápsulas a lugares selectos que se hacen llamar «boutiques». Una necesidad en toda regla.

Nuestros abuelos han bebido achicoria o cebada tostada sin decir ni mu. Ahora, los que quedan vivos ven las tonterías que hacemos y callan. El éxito de las marcas que han comercializado este tipo de cafeteras es evidente. Su inversión en publicidad y en rostros conocidos lo es también. Se demuestra que el dinero y el empeño de potentes multinacionales pueden cambiar los hábitos de consumo de las personas.

En las películas futuristas siempre se muestran cápsulas de tomate, carne o pollo. Antes, nos parecía una locura que los astronautas comieran alimentos encapsulados. El futuro está aquí envuelto con brillantina y plásticos de colorines. El futuro está aquí, se ríe de nosotros y nos tima poco a poco con palabras como Fortisso Lungo, Ristretto o Livant. Palabras extranjeras con un significado que no le interesa a nadie porque así, en italiano, queda más pijo. A mí no me pillan en esta, señores cafeteros.