Zaragoza será, Zaragoza organizará, Zaragoza albergará, Zaragoza recibirá, Zaragoza tendrá y Zaragoza celebrará. Qué bien conjugamos el futuro perfecto en esta ciudad y que mal el pasado simple o el pasado imperfecto. Hoy, Belloch y Blasco han presentado un edificio de la milla digital que va a costar 5,4 millones de euros y que pretende ser un vivero para empresas dedicadas a la tecnología. Una idea más. Planos, fotos, vídeos, realidad virtual… eso es lo que tenemos a día de hoy sobre la mesa.
Mientras tanto, nos enteramos de que otros proyectos languidecen sin que el Ayuntamiento haga nada. El ejemplo del balneario y el hotel de Ranillas es sangrante. Dos años después, estos edificios continúan igual que el día de inauguración de la Expo. Además, hoy hemos sabido que DKV se retira de Ranillas con lo que el prometido parque empresarial se queda en cueros y aspira a parque institucional y, como tal, deficitario.
Y, por último, aún resuenan en mi mente las letras impresas de la entrevista del señor Catalá en Heraldo de Aragón este domingo: “cuando hay grandes infraestructuras en una ciudad, las tienen que pagar una, dos, tres o cuatro generaciones posteriores”. Me echo a temblar. ¿Dónde está la oposición? ¿Dónde está la prensa? ¿Dónde están los ciudadanos?