Se acabó la subasta de libros cartoneros

Muchas gracias a todos. He sido un poco pesado, pero la causa lo merecía. Lo hemos petado. Hemos salido en unos cuantos sitios  y hemos dado guerra. En cuanto sepa la recaudación, os la digo. Os pongo pantallazo de el Economista como paradoja vital. Ya he dado mal, ya. Prometo estarme quieto unos días. Hay que hacer cosas pequeñas para ser grandes.

Ahora queda dar a cada uno su libro. Espero que no sea complicado y no monte más lío del que he armado ya…

Si tenéis alguna duda o si os han pisado la puja y no os habéis dado cuenta, escribidme a jlvariable@hotmail.com y lo arreglaremos de algún modo.

Para recibir el libro, escribidme a jlvariable@hotmail.com y me decís cómo os lo hago llegar: en mano, por correo o pasando por la Fundación Canfranc a cogerlo. Para pagarlo, podéis hacerlo en mano o en estos números de cuenta: CAI: 2086 0000 213301197418
CAJA MADRID: 2038 9950 21 6000437137 Asunto: CARTONERO

Muchas gracias por todo. Espero que os guste el contenido. El continente ya sé que os ha encantado.

Gracias a todos los artistas que me han ayudado en este proyecto. Creo que para ellos ha sido algo ingrato, ya que pintar un cartonero no es el mejor soporte y la exposición en una subasta es un poco injusta. Creo que cada una de sus obras no tiene precio o, si lo tiene, está muy por encima del que se paga. Sin embargo, creo que todos lo han entendido en su justa medida. Gracias a Delia Remón, Marisa Lanca, Valtueña, Amalia Barrachina, Federico Contín, Javier Aquilué, Víctor Montalbán y Gregorio López Vicente. No perdáis su rastro y conocedlos más. Si tiene usted algún problema y se los encuentra, quizá pueda contratarlos, como al Equipo A.

Gracias a David y su Cartonerita Niña Bonita por su generosidad, desinterés y simpatía.

10 libros cartoneros pintados al estilo cry-painting y firmados por J.M.B. Valtueña: «Entré en, salí de». ¡Puja por alguno!

 

José María Valtueña es pintor de profesión. Artista, egocéntrico y escritor prolífico. Un bicho. Copio este texto, que me encanta: Por la controversia de si perteneció o no al revolucionario e histórico grupo artístico Forma, alguien, hace dos días, queriendo saber todavía más, ante un público comprometido le preguntó: “Pero tú ¿fuiste o no del grupo?”. A lo que él contestó: “Claro, fui la querida”.
De 1981 a 1983 promocionó y dio cancha en el BV-80 a pequeños que ahora son grandes de la música y de la escena, como Santiago del Campo, Bunbury, Sabina y Krahe, Mauricio Aznar, Carlos Martín, Santiago Meléndez, Pedro Rebollo o Jaime Ocaña, entre otros, muchísimos, que igual merecen estar aquí. Y por ello, aunque estuvo a punto, tampoco se asfixió

Así están las cosas:

Libro 1: 15 € ire*

Libro 2: 10pram

Libro 3: 15rob*

Libro 4:  10 € vm

Libro 5:  20 € jls

Libro 6: 10 € esperanza

Libro 7:  12 € jagimeno

Libro 8: 15 € Rob*

Libro 9: 15 € mrm

Libro 10: 10marisa

Gracias por todo.

¿Cómo se puja? Con un comentario en la entrada. Hacer clic en coment, abajo de las letras moradas.También se puede pujar en mi perfil de facebook o twitter. Los libros se cuentan de izquierda a derecha de arriba hacia abajo.

¿Cuándo acaba la subasta? El 30 de abril. Coincide con el fin del proyecto Libropensadores que, igual que esta subasta, destina el beneficio a Costa de Marfil.

¿Cuándo se paga y cómo se recibe el libro? Se paga en el siguiente número de cuenta después del 30 de abril. El libro se recibe por correo o en mano sin ningún gasto. Dejen un correo electrónico o algún modo de contacto. CAI: 2086 0000 213301197418
CAJA MADRID: 2038 9950 21 6000437137 Asunto: CARTONERO

¿Para qué es el dinero? Para un proyecto en Costa de Marfil de la Fundación Canfranc.

¿De qué va el libro? El libro es de Juan Luis Saldaña y es buenísimo. Lo publica Cartonerita niña bonita.

¿Qué son los libros cartoneros? Libros que surgen de la falta de medios. Cada uno es único e irrepetible. En este caso más, porque lo pintan artistas buenos. Wikipedia y el mundo..

Yo pecador, yo fumador, yo luchador

Por fin he visto entero el corto de Valtueña «Yo pecador». Mejor que cortometraje, el nombre que deberían llevar estos minutos de vídeo es el de videoartedenuncia. Todos sabemos, el que no lo sepa que espabile, que Valtueña tuvo un mítico bar en los primeros años 80 que se llamó el BV80. También sabemos que es un artista con un ego como un caballo y que le echa valor e imaginación a la vida. Y él sabe que la ley anti tabaco es una losa para los hosteleros. Por eso ha hecho este corto.

En el reparto hay personajes interesantes como Marisa Lanca, Paco Rallo o el mismísimo Octavio Gómez Milián. Me da rabia pensar que yo también estaba invitado a hacer de extra, pero no pude ir ese día por motivos de salud. Se ha perdido un Óscar.

“Noches de BV80″ o lo que vale un peine

Libros del innombrable. José María Blasco Valtueña.

Culpable. Infinitamente culpable me he sentido leyendo las más de mil páginas de este libro de memorias, confesiones y de historia viva de la cultura de nuestro país y, más en concreto, de Zaragoza. Culpable porque entrevisté a Valtueña, su autor, dos veces cuando solo había leído cien páginas. No pude leer más, aunque ahora creo que durante aquellos días debía haber renunciado al sueño.  Hubiera hecho la entrevista que el libro merecía y no una aproximación bienintencionada a algo que escapaba de mis posibilidades. También he sentido rabia porque no pude sentar a Valtueña frente a mí en la pequeña locomotora que manejaba en aquellos días en los que tenía espacio para decir lo que me diera la gana hasta que a alguien se le acabase la paciencia.

La culpa no termina ahí. La culpa sigue remordiendome al conocer un punto de vista más de la historia de la música en esta ciudad. Culpa por no haber estado a la altura de tanta gente que hizo posible que la cultura independiente viera la luz, que el rock y todo lo que venía detrás fuera algo accesible, culpa por haber tenido una banda y haber perdido la ilusión, por no haber estado un poco más loco. Leer «Noches de BV80» es un ejercicio muy sano y debería ser asignatura troncal en la carrera de estrella del rock aragonesa. El libro refleja muy bien quién es quién en el mundo de la cultura local. También, es un reflejo de un momento histórico apasionante: el inicio de la democracia, con 23F incluido.

Confieso que durante la lectura del libro me sentí tan atrapado que, un día, me planté en la calle Doctor Palomar 17 para conocer el BV80.  Me equivoqué de local y entré en un estudio de pintura en el que una chica exponía y pintaba. Le conté la historia del garito y me monté la película de dónde estarían la barra y el escenario. La pintora flipó. Al salir, le dije: -¿Vaya visita rara eh?

Es cierto que por el BV80 pasaron Sabina, y Krahe,  Loquillo,  Miguel Ríos o Manolo García, pero lo hicieron como figurantes de lujo. El libro habla de personajes mucho más interesantes. Algunos, llegaron a ser conocidos y otros no.  Hay un trato muy especial a los Aborígenes del Cemento, un grupo importante para el rock Zaragozano del que no se ha hablado lo suficente. También aparecen Sopeña y Mauricio, los Lennon y McCartney de aquí. Lo cierto es que por el BV80 pasó toda la cultura de aquellos años -duró desde el 81 hasta el 83- porque en la ciudad no había otra cosa. A los lectores que por aquellos años no sabíamos andar, el libro nos da unas cuantas lecciones: humildad, trabajo, ilusión, imaginación, genialidad y esfuerzo para conseguir las cosas. También nos deja claro que muchos políticos que cortan hoy el bacalao, lo cortaban ya hace casi treinta años. Como para hacerlos cambiar.

Putas, teatro, droga, amor romántico, clases sociales, tribus urbanas, escenas descarnadas y un manual de estilo para profesionales de la hostelería y de la noche son algunos de los complementos de este testamento vital de uno de los primeros «agitadores culturales» -ya salió el palabro- que vio esta ciudad. Valtueña, artista, egocéntrico, cabezón impenitente, golfo, noctámbulo, intuitivo, manirroto, empresario amateur y muchas otras cosas más es el narrador de una historia que debería conocer todo aquel que ose colgarse una guitarra en esta ciudad. La crisis económica actual, encuentra un curioso parangón en la crisis de los primeros ochenta y el lector avezado puede sacar interesantes conclusiones.

Si alguien hiciera un índice de personajes de este libro, ardería Troya. Muchos de los que aparecen por sus páginas no son en absoluto conscientes y otros no quieren serlo. Algunos han preferido olvidar y otros no quieren saber mucho. Para los fanáticos de Bunburi y de Héroes del Silencio, el libro encierra anécdotas muy jugosas y su autor se ha guardado unas cuantas para sus amigos.

Podríamos hablar de estilo literario, de estructura y de organización del libro, pero hay obras que hay que mirar y callar. Esta es una de ellas. Lean «Noches de BV80» y tendrán una gran ventaja sobre el resto: saber lo que vale un peine.

Para los que se queden con ganas: Blog de BV80