Se ha levantado algo de barullo con las declaraciones de Valdano sobre el Barça. Les animo a leerlas y les animo también a reconocer que, en este caso, el dirigente del Madrid tiene razón. El Barcelona se mira al ombligo y el Madrid mira más al mundo. El Barça parece programar a sus jugadores para que se identifiquen con el nacionalismo catalán y para que practiquen la ambigüedad en cuanto alguien les pregunta algo un poco comprometido. Se equivoca el señor Laporta al querer convertir el equipo en un arma nacionalista. Se equivoca porque el fútbol trasciende la política y sus ramificaciones. A muchos nos gusta el Barcelona y lo animamos sin ser catalanes ni ser nacionalistas. Señor Laporta, estamos hartos de su fría y calculada cortesía. Señor Laporta, el Barça es tan suyo como mío.