Tranvía para todos

La puesta en marcha del Tranvía en Zaragoza me da pena. Es una muestra excelente del bajo tono político y ciudadano que hemos tenido durante toda la legislatura. En primer lugar, el “nuevo” medio de transporte deja en evidencia al equipo de gobierno en varios aspectos: el coste del proyecto en tiempos de crisis y la oscuridad que le rodea, el grave problema que supone un único carril para coches en Gran Vía y Fernando el Católico y sus dudosas soluciones, la inexistente prevención de la siniestralidad que trae el tranvía -miren a Valencia con cien accidentes y diez muertos en dieciséis años-, la compra de opinión con publicidad en todos los medios, el reclamo electoralista de palo y zanahoria con la gratuidad del transporte antes de las elecciones y, por último, el argumento que repiten los más viejos y ante el que no encuentro respuestas convincentes: “ya hubo tranvía y lo quitaron. ¿Para qué lo vuelven a poner? ¿Para quitarlo otra vez?”. Bajo tono político también en la oposición que ha utilizado el papel de fumar para tratar el asunto. Tibieza, cobardía, hechos consumados y a tragar. No ha habido valor para alinearse en contra. No ha habido voces en la política local que respaldaran a la ciudadanía, ni siquiera después de aquella encuesta de Ebrópolis -empresa pública presidida por un tal Juan Alberto- que decía que más de la mitad de los zaragozanos estaban en contra del tranvía. Ante este panorama, los intentos ciudadanos por manifestarse contra el proyecto se han ahogado pronto mientras muchos acudían a ver la maqueta del tranvía en la plaza de España como moscas a la miel. Y para colmo, ahora quieren meterlo por Independencia cuando nos habían vendido que este paseo era un salón de la ciudad orientado a los peatones. Llévense el tranvía por otro lado, por favor.

Publicada con algo de maquillaje en Heraldo de Aragón el 17 de febrero de 2011

Ya estamos en campaña

Huele a elecciones. Uno pone “Antena Aragón” y se da cuenta de que la campaña electoral ha comenzado. Por ahora, la han empezado los más listos, los de siempre, los que saben manejar la opinión pública mejor y los que, además de todo, mandan en Aragón. Los más avispados. Belloch pone la maqueta del tranvía a tamaño natural para que todos vayamos a montarnos. En “Antena Aragón” un montón de jubilados hablan maravillas del tranvía. Belloch sabe que las elecciónes del año 2011 se ganan sobre los raíles. La gente es así. Se queja, pero cuando tiene el juguete, se olvida de todo. Subimos un poco más por independencia, hacia la plaza del Justicia y vemos que ya están preparados los tres mástiles para la bandera de Aragón junto a la de España. Eso mueve al votante. Belloch no tiene todavía un rival conocido para las elecciones. Como el PP no se dé prisa, no lo va a tener hasta después.  Se acercan las elecciones y algunos no se han dado cuenta todavía.

Monotonía

Mañana se cumplen dos meses desde que comenzaron las obras del tranvía. Hay que reconocer que la ciudad se ha organizado bien y que las obras no han afectado demasiado al tráfico y la circulación. Parece que tendremos tranvía si no ocurre algo extraño. Los políticos de la oposición a Belloch no dicen ni mu y los ciudadanos, con algunas excepciones, tragamos porque no nos queda otra. Cada vez nos parecemos más a las máquinas. Los políticos nos fabrican barrios monótonos y cuadriculados en los que hacen calles monótonas con casas monótonas a las que ellos nunca se irán a vivir. Un tranvía monótono, una ciudad monótona, un habitante monótono en un barrio monótono con nombres de calles insulsos. Ya no hay sitio para la callejuela ni  el recoveco. Mañana se cumplen dos meses desde que empezaron las obras del tranvía. Apasionante.

El Tranvía

Vuelve el fantasma del tranvía. Ayer se trató en la junta de gobierno local y hoy es la noticia. El tranvía empezará a construirse en abril del 2009. Vuelve el debate. Dicen que la tarifa media será de 0,75 euros por viaje, algo que no se cree nadie. También, que puede llevar a 30 millones de usuarios en un año, que tendrá 25 paradas y 25 vehiculos de una capacidad de 220 viajeros. Además, ira a 19 kilómetros por hora y pasará cada 5 minutos. Todo esto suena muy bien. Pero todavía no se ha explicado cómo se va a meter un tranvía por Fernando el Católico o Gran Vía. Esa es una de las preguntas más divertidas. ¿Qué pasará con la carga y descarga y con los viajeros que quieran bajarse de un taxi? ¿Qué pasará con el 30, el 40 y el 45? Son misterios sin resolver todavía. Dicen que van a poner aparcamientos disuasorios para que la gente no coja el coche en Valdespartera y junto al puente de Santiago. Esperemos que lo de disuasorio no sea por el precio como pasa con el parking de la expo.  Ese sí que es disuasorio.