No sé por qué a los políticos les interesa cada vez más el territorio y menos las personas. Cada vez hablan más del planeta y menos de los habitantes, más del equipo y menos del individuo. Interesa más hacer piña en torno al terruño que ponerse de acuerdo en alguna idea que merezca la pena. De esto están convencidos unos y otros, por lo visto. Los de izquierdas y los de derechas. Lo llaman «discurso territorial» y saben muy bien que funciona. Por eso, a veces, casi sin darse cuenta, faltan al respeto al ciudadano de a pie que no entiende de grandes motivaciones nacionales si no tiene cubiertas sus necesidades primarias. Eso le ha pasado al PSOE, entre otras cosas, cuando en alguno de sus vídeos atacó a los votantes del partido rival. No hay que atacar al votante, sino al candidato. Si no lo tienes claro, te sale el tiro por la culata.
territorio
Territorio o individuo
Supongo que se habrán enterado del manifiesto que han presentado algunos ciudadanos -lo de intelectuales queda fatal- para pedir un bilingüismo real en la sociedad en la que vivimos. Dice el manifiesto que hay que pedir a los políticos que se esfuercen en conseguir que el español, que es la lengua oficial del estado, se hable y no sea perseguido en algunas comunidades autónomas.
Entre los firmantes del manifiesto está el filósofo Savater, el de las gafas de colorines. Dicen que no quieren que haya ningún tipo de coacción para utilizar una lengua o para dejar de utilizar la otra. El centro ideológico de este documento está en que lo que debe primar ante la ley es el individuo y no el territorio. Ojo, aquí está el problema porque los políticos tienen bien aprendido que lo que da votos es más el territorio que el individuo. El individuo piensa y el territorio piensa, pero menos. Piensa como quieren que piense algunos.