El talento se reconoce

Ayer estuvo por aquí un tal Fernando Ruiz, presidente de la empresa Deloitte. Vino invitado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón a eso que ahora llaman almuerzo y que siempre se ha llamado comida. El almuerzo es el bocata de chorizo envuelto en papel de plata o el pincho de tortilla de la media mañana. Así se dan tono algunos. Pero no nos quedemos en la anécdota. El señor Ruiz “pronunció” –otra palabra infame usada para no decir “leyó”- una conferencia titulada “El reto de la competitividad a través del talento”. Hubo una frase que me ha gustado mucho y que les voy a reproducir: “el talento es difícil de definir y fácil de reconocer”. Toma ya. Nos pegamos el día entero hablando sobre proyectos, explicando cómo va a ser nuestro programa o qué haríamos si estuviéramos en un puesto de responsabilidad. Nos vendría mejor que nos dejaran hacer, que el que tenga ideas las pueda poner en práctica. Los ejecutivos, a veces, tienen el vicio crónico de la reunión, de la monotonía, de las coletillas en inglés, de la gomina y el traje caro. Hay mucho ejecutivo-directivo que parapeta su falta de talento detrás de su atribución. Utilizando la frase del señor Ruiz: El talento se reconoce. La falta de talento se llena con tonterías y fuegos artificiales.