Emprendedores

 

-A continuación,  el joven Leonardo Da Vinci nos presenta su proyecto de pintura. Es uno de los candidatos  a las ayudas para  emprendedores que ofrece esta institución. No trae dossier, ni power point, ni presentaciones en formato ipad. Buenos días. Explíquenos brevemente en qué va a consistir su proyecto.

-Quiero hacer el retrato de una dama.

-¿Así sin más? Explíquenos cómo sería, cuéntenos algún detalle. ¿Quién es la dama?

-Se llama Lisa Gherardini. Es la esposa de Bartolomeo de Giocondo. Quiero pintarla tranquila, mirando al retratista.

-¿Y cuál sería el valor añadido de su obra?

-No entiendo la pregunta. Mi obra sería honesta y verdadera.

-¿Tendría su proyecto valores de sostenibilidad y respeto al medio ambiente?

-Creo que tendría valores de humanismo. Eso es más importante que cualquier otra cosa. ¿No cree?

-La opinión del jurado no es importante ahora. Háblenos de las sinergias que su obra puede producir con otros emprendedores.

-Creo que todo el que la mire podrá disfrutar y enriquecerse en cierto modo.

-Entiendo. ¿Podría hacernos una breve exposición del impacto que su proyecto puede generar en las redes sociales?

-Mi proyecto generará un impacto, como usted dice, en el alma de las personas. Su expansión y divulgación no me corresponde a mí.

-Hay un asunto que no vemos claro. ¿Dónde está la innovación en este proyecto que nos presenta?

-La innovación está en la mirada personal. Mi forma de hacerlo es única e irrepetible.

-¿Estaría dispuesto a asistir a los diez meses de formación que le ofrece nuestro programa?

-Sí. Mi cuerpo estaría presente en sus aulas. No le puedo garantizar que mi mente asista también.

-Muy bien. Creo que ya está todo. Le llamaremos para confirmarle si ha pasado el corte.

-Gracias. Aquí les dejo un boceto por si lo quieren mirar.

 

 

Sostenible

Por favor, hay que hacer algo. Una cacerolada, quizá. Una manifestación, una sentada… Lo que sea. Pero, sobre todo, que no le pongan a la nueva ley de economía el terrible y cansino epíteto de “sostenible”. La palabreja esta se ha colado en el vocabulario de todos los políticos y ha sido coreada por informadores que no se fijan en que las palabras son, muchas veces, portadoras de veneno. Tiene su origen, al parecer, en un informe de Naciones Unidas. Sostenible es una palabra vacía y frívola. Sostenibilidad es una mandanga aún más retorcida. Lo sostenible es algo que se puede sostener. Eso está claro. Lo que no queda claro es que se pueda aplicar a todo. Ni al desarrollo, ni a la ecología, ni, mucho menos, a la economía. La economía es rentable. Me das cien y yo consigo doscientos. Ser sostenible es algo muy difuso y discutible. Es una palabra que los políticos manejan a su antojo. Así, por ejemplo, un desarrollo urbanístico de tres pares de narices como el que hemos visto en la expo, se adorna con el termino sostenible y parece que sea una maravilla para el medioambiente y para todos. Mentira. Nada es sostenible. El hambre en el mundo no se sostiene en una conciencia bien formada y con un mínimo de sensibilidad. Así que no hagamos de voceros de los políticos cuando nos meten palabras vacías como estas. Lo único que sí que se sostiene con el paso del tiempo es la cuenta corriente de algunos.