No escucharé a Mou ni a Pep

Han vuelto. Ya están en la tele. Al volver a ver sus caras, he tomado una decisión. En esta próxima temporada, solo voy a ver partidos de fútbol y goles repetidos en el telediario. No voy a escuchar a Mourinho ni a Guardiola. No haré reflexiones sobre dos formas distintas de liderazgo. Nada de ruedas de prensa ni  declaraciones. Nada de gestos en aeropuertos.  No escucharé a forofos metidos a periodistas. No veré cómo estos forofos se arrastran cuando les faltan al respeto y les ningunean. Tendré más tiempo. Estaré más tranquilo, seré más feliz y quizá más libre. Lo de la pasada campaña fue grave y bochornoso. Espero que no se repita. Sería interesante que algunos personajes que ocupan sillones y banquillos se dieran cuenta de que  tienen una gran responsabilidad formativa. También habría que pedirles que dejaran a un lado la mentira, el insulto y la falta de deportividad, y que prescindieran de poner sistemáticamente en práctica el aforismo nazi que dice que una mentira repetida acaba convirtiéndose en verdad. El futbolista debe ser  agradecido y ejemplar. Agradecido porque recibe mucho dinero y cariño por hacer un trabajo muy específico y ejemplar porque miles de niños le imitan y se fijan en él.  La situación se ha puesto tan tensa que parece que todos los aficionados imparciales deban tomar partido por uno de los dos equipos grandes y olvidarse de los demás.  El injusto reparto del dinero y el tradicional gusto por la bipolarización social de nuestro país hacen que el espectáculo del fútbol se haya convertido en un duelo de dos. En un país en el que la palabra centralismo produce sarpullido, practicamos el centralismo futbolístico sin ningún pudor. Así que esta temporada, trataré de ver más fútbol y menos circo. A ver si lo consigo. Lo voy a tener difícil.

Real Madrid Marketing S.A.

Sí, sí. El Madrid jugó mejor, mucho mejor, pero no mató al Milán cuando debería haberlo hecho. Crisitiano Ronaldo entró al trapo de los defensas marrulleros y estuvo haciendo payasadas más preocupado de buscar la segunda amarilla del lateral derecho que de buscar el segundo gol de su equipo. Mourinho es un vendedor de motos muy bueno, además de un grandísimo entrenador. El Madrid lleva engañándose mucho tiempo. Ahora puede dejar de hacerlo porque tiene argumentos futbolísticos, pero lo va a tener difícil. Por ejemplo, empatar a cero con un equipo de segunda B es un desastre. Sin embargo, el equipo no paraba de decir que habían estado muy bien y que habían tenido una gran actitud. Eso no sirve. Hay que ganar. Cuidado con el marketing. Eso no gana partidos.

El Barça no es de Laporta

Se ha levantado algo de barullo con las declaraciones de Valdano sobre el Barça. Les animo a leerlas y les animo también a reconocer que, en este caso, el dirigente del Madrid tiene razón. El Barcelona se mira al ombligo y el Madrid mira más al mundo. El Barça parece programar a sus jugadores para que se identifiquen con el nacionalismo catalán y para que practiquen la ambigüedad en cuanto alguien les pregunta algo un poco comprometido. Se equivoca el señor Laporta al querer convertir el equipo en un arma nacionalista. Se equivoca porque el fútbol trasciende la política y sus ramificaciones. A muchos nos gusta el Barcelona y lo animamos sin ser catalanes ni ser nacionalistas. Señor Laporta, estamos hartos de su fría y calculada cortesía. Señor Laporta, el Barça es tan suyo como mío.

Cinco razones por las que el madridismo se ha convertido en una afición comprada y de provincias

 

  1. Primera llegada de Florentino: Utilizar como argumento electoral  la idea “si no traigo a Figo, os pago el abono” es un modo de chantaje como otro cualquiera. La afición del Madrid aceptó. Tuvo a Figo y tuvo un modelo que acabó dejando el fútbol en un segundo plano.
  2. Segunda llegada de Florentino: la masa social del Real Madrid ha sido incapaz de presentar una alternativa, ni siquiera testimonial, al poder económico de Florentino Pérez. Un síntoma muy claro de mala salud democrática y de que, en el fondo, al madridismo le gustan los fuegos artificiales.
  3. Identificación del aficionado con el modelo de negocio, no con el tipo de juego que practica el equipo: el madridista usa argumentos de rentabilidad ante los fichajes, pero nunca habla de juego ni de goles. A un aficionado debería interesarle lo que cuesta un gol de Cristiano Ronaldo (echen cuentas) y no lo que produce en términos monetarios puesto que ellos “viven” de que el equipo gane y ofrezca un juego vistoso no del dinero que se genera.
  4. Falta de respeto a jugadores: el Madrid se olvida de jugadores transferibles, lesionados o en plantilla y les da un trato de mercenarios mientras están de vacaciones y se monta el circo de las presentaciones.
  5. Descuido manifiesto de la cantera: el Madrid no produce un “perfil” de jugador en su cantera. No tienen una idea de jugador y los resultados son evidenes.

 floren

 

Conclusión personal: los madrileños llaman “de provincias” a  todo lo que no es Madrid. Sin embargo, la afición madridista está mostrando una actitud provinciana y de poco señorío al permitir que en su club se practique un espectáculo que está más relacionado con el dinero que con el fútbol.

Yo prefiero ver el Casetas-Utebo que una presentación de un futbolista. Lo primero es fútbol, lo segundo, no.