Otra forma de ver el debate sobre el estado de la Comunidad

Hoy ha tenido lugar la primera sesión del debate sobre el estado de la Comunidad. La jornada ha consistido en un discurso infumable del presidente Iglesias. Tengo el texto. Son dieciseis folios. Hay que decir que ha improvisado bastante. No paraba de decir el conjunto de los aragoneses y en el texto no aparece ni una vez. Les voy a resumir el discurso de una forma peculiar. Estas son algunas palabras que ha utilizado el presidente: Aragón, 68 veces. Crisis: 28. Economía: 32. Medidas: 9. GM: 2. Opel: 7. Desempleo: 4. Empleo: 37. Reto: 7. Cambio: 8. Financiación: 14. ‘Parados’ lo ha dicho una  vez. Y, atención a esto, hay dos palabras que no ha dicho ni una sola vez. ¿Saben cuáles son? Paro y Gran Scala. Saquen conclusiones.

Mundo caramelizado

Señoras y señores, vivimos en un mundo caramelizado. No se fíen de nadie cuando escuchen a los políticos y a los periodistas. Desconfíen. Traduzcan. Se acercan las elecciones europeas. Se acerca el día internacional del Medio Ambiente. Se acerca el día internacional de los archivos. La vida se está convirtiendo en una especie de cocina moderna en la cual no importa lo que te den de comer sino cómo se llame. Todo lleva envoltorios, todo está caramelizado, la cebolla, el apio y el salchichón. Perdemos referencias rápidamente. La filosofía y la literatura desaparecen de los planes de estudio mientras gastamos nuestras fuerzas en discutir sobre Educación para la Ciudadanía. La televisión nos vende la moto y nosotros la compramos gustosos pagando el precio barato de la comodidad. Deberíamos pararnos un momento, bajarnos del mundo y sentarnos a reflexionar. Crisis por aquí, elecciones por allá, miedo a que nos echen. Nos pasamos el día diciendo eso de «con la que está cayendo» sin saber que la felicidad no depende de eso. La última superviviente del Titanic ha muerto hoy. Se llamaba Millvina Dean. Ya nadie podrá contar en primera persona que hay vida después del hundimiento.

Palabras, palabras, palabras

El otro día estuve en un centro de interpretación de la naturaleza. Entré y había un bar y una tiendecita. Me jalé un calipo y me quedé muy ancho, pero me hizo pensar que vivimos en un mundo de cartón piedra, que hemos dejado que sean los políticos los que inventen las palabras y eso es lo peor que podíamos hacer. Nos iba mucho mejor cuando quien inventaba los vocablos era Chiquito de la Calzada. Ya me dirán qué vamos a hacer con los horribles palabros «frentista» y «partidista» que no dejamos de escuchar a todas horas en estos tiempos de campaña electoral. Dos inventos horribles, que no por muy cacareados dejan de sonar a gaita gallega. Y ¿qué me dicen del término «voluntad política»? ¿Y de «poner en valor el patrimonio» o «marco de diálogo»? Seamos desconfiados como zorros cuando escuchemos hablar a los políticos. Créanme, los políticos dedican poco tiempo al día a leer a Cervantes.

Co

Hoy quiero hablar sobre la palabra CO y sobre los que la usan. No sé si se han fijado, pero esto es Zaragoza y estamos rodeados de gente -sobre todo jóvenes- que no paran de utilizar la palabra de dos letras co. «Co, cállate, co». «Co, que me rallas, co». «Co, que buena esta la Vane, co». Co, es un vocativo, es decir, un caso que se utiliza para identificar el nombre al que se dirige el hablante. Todos estamos expuestos, por lo tanto, a ser cos. En vez de decirnos «Hola Juan», nos pueden decir «Hola Co».

Echen oreja, está en la calle. Los que utilizan co lo hacen por que no necesitan más para entenderse, porque da fuerza a su expresión, porque se sienten integrados en un grupo al decirlo. Es un identificativo.

Sin embargo, los amantes del co no saben que se están perdiendo mucho, que hay ideas y conceptos que sólo pueden decirse con algunas palabras y que si no se tienen esas palabras en la cabeza, uno se queda un poco vacío. No saben que cuando dicen co, en cierto modo, están haciendo sonar al vacío porque co es el eco del vacío. Los cos no tienen la culpa de ser como son… La culpa la tenemos los demás, que no sabemos educar. ¿Qué es educar? Seducir con el ejemplo. ¿Está claro, co?

Pum

Ya estamos aquí. La Expo ha llegado y todos seguimos teniendo que ir a trabajar. Tampoco cambia tanto la vida, ¿no? Parece que algunos medios de comunicación levantan el pacto de no agresión y empiezan a decir que la torre del agua no tiene baños, que el parque metropolitano está sin terminar o que falta esto o lo otro. Pero no pasa nada. Nunca pasa nada. Los fuegos artificiales tapan las bocas y fascinan al hacer pum.

Las palabras son a veces como los fuegos artificiales. Cada vez vamos teniendo un vocabulario más rico en fuegos artificiales. Estructuras de diálogo, el conjunto de la ciudadanía, la deriva, la hoja de ruta y mil tonterías parecidas. Los discursos resuenan vacíos en nuestras aburridas mentes, tragamos, seguimos en nuestro lento camino hacia convertirnos en máquinas. Las obras quedan, las gentes se van… La vida sigue igual.