La liebre y la tortuga

Esta mañana cuando venía hacia aquí, me han pasado dos cosas extrañas. En la calle Arzobispo Doménech he visto tirada en la acera una liebre muerta. Tal cual. Después, a la altura del paraninfo he visto a dos chicas con una gran tortuga metida en una caja. Al llegar aquí, he leído que la inflación ha alcanzado por primera vez en 13 años la barrera del 5 por ciento. Todo vale un cinco por ciento más y nosotros cobramos lo mismo. Así que tenemos un cinco por ciento menos. Después, he buscado la fábula de Esopo sobre la liebre y la tortuga. Era una señal. La tortuga retó a la liebre a una carrera. La liebre se reía y se tomaba la carrera con tranquilidad. Al final, la liebre se quedó dormida y la tortuga llegó antes a la meta. Lo bueno de las fábulas es que tienen moraleja incluso escrita al terminar. En la fábula de la liebre y la tortuga la moraleja es esta: La pereza y el exceso de confianza pueden hacer que no alcancemos nuestros objetivos.