Desilusión

Sin darse mucha cuenta, uno va poniendo su ilusión y su esperanza en tonterías, en asuntos que mirados con rigor y seriedad tienen poco peso. Llega el fin de semana y parece que la vida consista en apoyar a Rafa Nadal, Fernando Alonso, Gasol o a los pilotos de motos. Además, el fútbol y el baloncesto. Mayo es un mes de resultados y un mes de reflexiones. En junio acabas harto y a finales de agosto te subes por las paredes por un partido de fútbol. Así funciona nuestro miserable corazón. Cuando ocurren cosas que nos contrarían y nos disgustan como, por ejemplo, el descenso del CAI nos da por mirar arriba, hacia quienes mueve los hilos de esas marionetas que se llaman deportistas. Sin embargo, llegamos tarde. Los culpables suelen andar lejos o bien escondidos. A excepción del Zaragoza, ha sido un fin de semana de disgustos. Un buen momento para pensar que quizá sea el momento de dejar de mirar cómo otros ganan campeonatos y ponernos nosotros a intentar ganar el nuestro.

Fin de semana deportivo

Curioso fin de semana el que se nos avecina. El Zaragoza, quién lo iba a decir, va a jugar a Huesca y se juega media vida para volver a primera división y ser el de siempre. El Huesca nos recibe con alegría y orgullo, ya que lo tienen fácil para seguir manteniendo su sueño de estar en la segunda división del fútbol español. Mientras, tenemos un campo nuevo proyectado y poco dinero para ponerlo en marcha. Espero que no acabe en la basura otra vez el proyecto. No se puede tirar tanto dinero al río. El Cai también se tambalea y se la juega a una carta ante el Murcia. Los políticos mueven las fichas por debajo de la mesa y cuando les sale bien la jugada enseguida se ponen en la foto. Cuando las cosas van mal, dicen que el deporte es sólo deporte. Nos toman el pelo. No se engañen, se lo digo claro: nuestros equipos deportivos están en manos de incompetentes.