Califica este artículo.
[Total: 0 Average: 0]

Soy fan de Susan Boyle, la mujer que salió cantando un fragmento de los miserables en un programa-montaje inglés y que se hizo famosa a través de internet. Su historia es el cuento de cenicienta. El cuento que se repite una y otra vez en la televisión. Una desempleada fea y gorda que llega a ser no se sabe qué. Aquí tuvimos a Rosa de España, que era tontica, fea y regordeta y que, después de someterse a un proceso de clonación artística, se convirtió en una especie de cantante simpática. Lo interesante viene después. ¿Qué pasa con esta gente una vez que el cuento de cenicienta termina? ¿Qué queda de la persona que había al principio? Hoy hemos sabido que la señora Boyle anda un poco estresada. El otro día, en una estación tuvo un mal momento, cogió una escoba y se puso a limpiarle los zapatos a la gente, a hacer como que cantaba y a gritar obscenidades. ¿Ven? Esto ya empieza a ser interesante. A mí, esa reacción me gusta. Salirse del molde que le han impuesto y empezar, de nuevo, a ser ella misma: una persona como las demás, vulgar y con ganas de hacer tonterías. Una persona de verdad y no un personaje moldeado para montajes de televisión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *