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Foto: Heraldo

He podido leer el borrador del decreto que, entre otras cosas, quiere prohibir las charangas en Zaragoza. Dice la norma indirectamente que las charangas no tienen carácter social, cultural, artístico, ni de interés público y  dice expresamente que producen ruidos y vibraciones que molestan al vecindario o modifican el estado natural del ambiente circundante.

Estoy en contra de la prohibición total de las charangas en Zaragoza. Debe haber un horario el sábado entre el fin de la siesta y la hora de dormir en el que la gente pueda celebrar que va a casarse en compañía de una charanga o de unos malabaristas turcos. Eso sería lo razonable.

La charanga es un fenómeno eminentemente social. El matrimonio es un contrato que articula la sociedad y certifica la convivencia del individuo en pareja. La gente se socializa bailando algo que gusta y que es fácil de seguir para celebrar uno de los momentos más importantes de su vida en sociedad.

La charanga es cultura, aunque no nos guste. Es una manifestación festiva, espontánea y divertida. No reconocerlo es no conocernos o querer ignorar el origen del que venimos todos por motivos de esnobismo o vergüenza de identidad. El instrumento de viento ha sido importante en los pueblos de Aragón desde hace mucho tiempo. Ha sido identidad y herencia. Todos hemos visto al  trompeta que sujeta la partitura con una pinza de la ropa en la banda municipal por la mañana, animar la charanga por la tarde.

Tocar un instrumento de viento es complicado. No lo hace cualquiera. Es más, no es fácil hacer sonar una trompeta con un soplido. Hacer sonar varios instrumentos en armonía tiene su arte y su dificultad. El que sabe tocar un instrumento de viento, sabe algo de música. La mayoría de las veces, sabe bastante.

El interés público lo debería definir el público y no el legislador. Ver el espíritu festivo de Zaragoza un sábado por la tarde es ver a un pueblo que se manifiesta y se divierte nos guste más o menos. Los dirigentes hablan de sacar el teatro a la calle y de llevarlo a los barrios. Nos proponen acudir a espacios industriales rehabilitados para ver exposiciones y manifestaciones artísticas. Es una propuesta muy válida, pero, sinceramente, nos interesa a muy pocos. La gente quiere charanga.

 

Un comentario en «Sí a la charanga»
  1. Me alegro de que si los medios de comunicación se permiten el opinar, haya alguien que lo haga a favor de la alegria y de lo que para muchos de nosotros, también es culturalmente y socialmente positivo.
    Me gusta que la gente exprese sus opiniones, si les gusta o les molesta algo, pero no me gusta cuando se dedican en cuerpo y alma a eliminar del mapa algo que no les gusta.
    Yo suelo tocar más de un instrumento musical en casa y en los diferentes pisos que he estado solo he necesitado ir al piso de abajo y al de enfrente, comentarles el caso y preguntarles si tienen algun tipo de horario especial.
    Si mi vecino trabaja de noche y duerme por la mañana, no se me ocurrira tocar por la mañana.
    Hablamos, acordamos y cuando habia novedades (obras, clebraciones, etc…) teniamos confianza para volver hablarlo.
    Solo el sentir que tu vecino se preocupa por no molestarte hace incluso que te moleste menos haga lo que haga.
    Bien, pues creo que en este caso las personas molestas del casco antiguo no son coscientes de que por parte de las formaciones perjudicadas, si hay una preocupacion de que cuando ellos vayan tocando por la calle, no sea desagradable para nadie y que si les comentan que en cierto horario/lugar lo pueden hacer, lo aceptarian muy gratamente.
    He sido testigo de como algun tecnico del ayto no era nada moderado a la hora de hablar de este tema. Pienso que si no es capaz de moderarse en un debate por internet, entendiendo en que puesto esta y me hace dudar de sus capacidades para resolver este conflicto.

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