Ya estamos aquí. La Expo ha llegado y todos seguimos teniendo que ir a trabajar. Tampoco cambia tanto la vida, ¿no? Parece que algunos medios de comunicación levantan el pacto de no agresión y empiezan a decir que la torre del agua no tiene baños, que el parque metropolitano está sin terminar o que falta esto o lo otro. Pero no pasa nada. Nunca pasa nada. Los fuegos artificiales tapan las bocas y fascinan al hacer pum.
Las palabras son a veces como los fuegos artificiales. Cada vez vamos teniendo un vocabulario más rico en fuegos artificiales. Estructuras de diálogo, el conjunto de la ciudadanía, la deriva, la hoja de ruta y mil tonterías parecidas. Los discursos resuenan vacíos en nuestras aburridas mentes, tragamos, seguimos en nuestro lento camino hacia convertirnos en máquinas. Las obras quedan, las gentes se van… La vida sigue igual.