Nos llevamos las manos a la cabeza porque cuatro chavales, dos de ellos menores, le dieron una paliza a un hombre de 77 años el otro día en Huesca. Decimos que es un problema de educación y no vamos más allá. No profundizamos. El Justicia de Aragón pide moderación en el consumo de alcohol en la Cincomarzada. Cada uno hace lo que puede y parece que hacemos la guerra por nuestra cuenta. Los profesores advierten de que cada vez se lee menos. La lectura es una de las claves y no se fomenta lo suficiente. La televisión sigue dando a los jóvenes referencias de usar y tirar que no dejan ningún poso en el futuro. La imaginación brilla por su ausencia porque no hay guapo que se imagine nada más interesante que lo que se ve en los videojuegos. Tratamos a los jóvenes como ganado. Damos por sentado que harán todo mal y ponemos soluciones después. ¿Para que quitar la mala hierba si vuelve a salir? Qué más dará. Estamos viejos y vencidos. Los culpables somos nosotros y sólo nos queda una salida. Volver al origen. Seducir a los jóvenes con el ejemplo, llevarlos al huerto y demostrarles que no hay que ser como Penélope. Es muy poca cosa ser una actriz de reparto de Alcobendas. Hay que aspirar a más: a ser los protagonistas de nuestras vidas.
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