Hay cosas en estos concursos que empiezan a oler un poco mal. Por ejemplo, eso que dicen de que no se les elige por su físico sino también por su inteligencia. ¿A quién quieren engañar?
Tengo un amigo que dice, que, por ejemplo, Mr Aragón debería ser un tipo vestido de baturro, con una tripa respetable y un botijo. No le falta algo de razón.
Estos concursos acaban marcando una línea y todos los concursantes se limitan a ceñirse al guión. Deben tener la cara de una forma, el cuerpo de otra, las piernas nosecomo.
Quizá nadie les ha contado a estos chicos y chicas de pasarela que la verdadera belleza está en la singularidad, en la diferencia. En ser irrepetible, insustituible. No nos engañemos, un guaperas cachas que vigila la puerta de un bar se cambia por otro como quien cambia una puerta, una camarera cañón, cebo para clientes babosos, tiene recambios como los tiene un taller de coches.
Según dicen, 90-60-90 deben ser unas medidas perfectas para tener un cuerpo danone. Hace un tiempo leí una frase en un Ceda el paso que me impacto. “Cuerpos danone, cerebros petit suise”.
Puede que todos estos sean muy guapos según unos estándares de belleza, pero su atractivo es nulo. Si desfilan un puñado de personas vestidas, maquiladas y peinadas igual y haciendo exactamente lo mismo, pierden toda la belleza que quizá puedan haber tenido. De vuelta a sus trabajos, tiendas o cafeterías, recobrando su singularidad, puede que puedas volver a pensar: «mira qué guapa es esa chica». O quizá no lo hagas, y te fijes en la bajita o el delgaducho que se sientan a su lado.Por otra parte, lo de la «inteligencia» es ridículo. Fue muy divertido el caso de la chica que no supo decir nada coherente sobre Rusia, pero, ¿qué se puede esperar? Ella iba preparada para explicarse a un visitante de otro planeta por qué es tan maravilloso ser Miss España y sonreir. No se puede ser tan hipócrita.En cualquier caso, esta feria de la carne no es ya ni entretenida, sino, más bien, un espectáculo vergonzoso.
Hay que asumirlo.Asumir que la teoría de la compensación no siempre funciona. Hay quienes tienen un cuerpo danone y una cabeza muy bien amueblada y los que, con un cuerpo bastante ramplón, tienen menos luces que el plató de Cuarto Milenio. Ni con esas podemos consolarnos.Asumir que, aunque lo importante esté en el interior, es imprescindible pasar por la superficie para empezar a profundizar. Y hay muchos terrenos inhóspitos.Y asumir que eso de que la verdadera belleza está en la singularidad suena muy bien pero apesta a topicazo: ponte delante de una camarera cañón y de un “irrepetible” y elige… Vale: uno no busca exclusivamente un puñado de músculos o unas curvas de escándalo. Pero esto es como el dinero: no da la felicidad, pero ayuda mucho.