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Hoy es el día de San Valentín, el día de los enamorados. Ahora se lleva eso de decir «yo no lo celebro, es un invento del corte inglés» o, los más valientes dicen «para mí todos los días son el día de los enamorados».
Cuenta la historia, la leyenda o lo que sea que el emperador romano Claudio III, muy observador él, reparó en que los soldados casados rendían menos en el campo de batalla, supongo porque tenían mujer e hijos que dependían de ellos, claro. Así que, ni corto, ni perezoso, el emperador prohibió el matrimonio para que sus soldaditos se mataran sin pena.
Valentín, aún no era santo, era un obispo cristiano que andaba por allí y se dedicó a casar a la gente en secreto. El poderoso lo pilló y lo hizo matar.
Hoy no nos prohíben el matrimonio, ni el amor, ni casi nada. Fumar, si acaso. Sin embargo, nosotros corremos el peligro de hacernos daño solos. El amor no está prohibido pero tiene enemigos: el egoísmo y las prisas. Lo primero, pensar más en uno que en el otro, que les voy a contar. Lo segundo, hacer, hacer, hacer, trabajar, trabajar, trabajar y quedarnos sin tiempo para lo que de verdad importa.
2 comentarios en «Programa 217: "San Valentín, claro"»

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