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Llega la Navidad y se produce una especie de explosión de humanidad. Todos dejamos de mirar al suelo y de seguir la cuesta abajo de la rutina y nos dedicamos a cosas más importantes como pensar en la familia, en los que no tienen nada y en los más necesitados.
Los que tienen fe celebran el nacimiento del mesías. Otros, el nacimiento de un personaje histórico fundamental y otros, aunque no celebran nada, sienten en el fondo de su corazón que son fechas para mirar lo que tenemos en común con los demás y olvidarse de las diferencias. No hay más que ver los recordatorios y las felicitaciones. Desde el belén hasta los árboles, la nieve o, simplemente, gente pasando. Algunas dicen algo, otras, parecen un intento. Sin embargo, por algún motivo, la navidad une y es un buen momento para fijarse en las cosas comunes. Hay quien odia las Navidades. Para ellos también es Navidad, aunque no lo reconozcan.

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