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Supongo que verían ayer a los miembros de Greenpeace colgados de la fachada del Pilar denunciando un hecho que parece que no conocía nadie. Muy cerca del Pilar, muy cerca del Ebro y del Huerva se fabrican bombas –señoras y señores- nada más y nada menos que bombas de racimo en la calle Monreal número 27. Es la continuación de la calle Asalto, va en curva y acaba en Echegaray Caballero.
Toca escandalizarse. ¡A Menos de un kilómetro de lo que va a ser la capital del desarrollo sostenible se hacen bombas! No sé si serán bombas sostenibles. Pero no se asombren demasiado si no quieren parecer unos cínicos. Es el precio que hay que pagar. La sociedad está montada sobre estos principios y tiene estas incoherencias en se esencia. Habrá que preguntarle a la autoridad competente si tener una fábrica de bombas en la calle Monreal es sostenible o no.
Toca escandalizarse. ¡A Menos de un kilómetro de lo que va a ser la capital del desarrollo sostenible se hacen bombas! No sé si serán bombas sostenibles. Pero no se asombren demasiado si no quieren parecer unos cínicos. Es el precio que hay que pagar. La sociedad está montada sobre estos principios y tiene estas incoherencias en se esencia. Habrá que preguntarle a la autoridad competente si tener una fábrica de bombas en la calle Monreal es sostenible o no.