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En la campaña de las Elecciones Europeas está quedando patente una cosa: los políticos han dado por imposible el hablar para los no convencidos. Hablan para los suyos, para satisfacer a los que piensan como ellos, para que les aplaudan y agiten las banderas de su color. Lo triste es que algunos periodistas han optado por ese camino fácil desde hace ya mucho tiempo. Hablan para convencidos, para rojos o para azules.

Nos encontramos con una curiosa realidad. Dos formas de pensamiento monolítico que se escandalizan farisaicamente con lo que hace el otro bloque y que, muchas veces, actúan como si sus contrarios no existieran. Cada vez hay menos valientes que busquen seducir a la otra parte, haciéndole ver que algunos de sus puntos de vista pueden ser mejores o que inviten siquiera a dudar a los que no piensan como ellos. Es más sencillo seguir diciendo siempre lo mismo, sin salirse ni un centímetro del guión. Eso da dinero y prestigio. Hablar para no convencidos es ingrato por muchas razones. Los que, en teoría, no piensan como tú te ven como un enemigo y te critican. Los que, en teoría,  piensan como tú, te ven tibio y blandengue. Es tiempo de valientes.

3 comentarios en «Para los no convencidos»

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