Se acerca el final de año. Es el momento de los calendarios solidarios. Todos los años lo mismo. Yo también empiezo a repetirme, pero no puedo dejar de hacerlo. No voy a poner links, ni voy a citar ejemplos. Estaría siendo como ellos. Ese es el problema, ser como ellos. Utilizar su mensaje escandaloso para reforzar el tuyo. La gente hace calendarios para conseguir cosas, pero también los hacen por vanidad y por aburrimiento.
Hay que volver a plantearse la finalidad de las cosas y tratar de ser honesto con ello. No entiendo, por ejemplo, qué relación tiene dejarse bigote con luchar contra el cáncer de no sé qué. Quizá sea una acción llamativa, pero no tiene más sentido. Si queremos ayudar a la gente que no tiene dinero o recolectar dinero para alguna buena causa, no es necesario que nos despelotemos y hagamos un calendario. Hay otras formas de ayudar menos llamativas, más útiles y que fomentan menos la vanidad y el morbo.
Además, en muchos casos, pasa el tiempo y después de haber hecho la gracia con el calendario en cuestión, nunca nos enteramos de si el dinero ha llegado a su destino. Seamos serios y respetuosos. Controlemos el enorme torrente de vanidad que arrastramos. Repitamos el slogan: «no te despelotes y dame un kilo de arroz».