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San Obama bendito de todos los santos se ha plantado en Oslo, ha cogido su premio Nobel de la Paz y ha lanzado a los cuatro vientos uno de sus bellos discursos en el que ni corto ni perezoso, ha dicho que la guerra es muy necesaria en estos tiempos que corren. El presidente americano ha defendido la imposición de la paz por medio de la guerra. Sin complejos, ha mantenido que la fuerza militar es absolutamente necesaria. Me gustaría saber la opinión de los defensores del no a la guerra. Habría que preguntarles ¿no a qué guerra? Obama, no nos engañemos, es lo que es, un presidente de los Estados Unidos de América, digno sucesor de Bush, por cierto. El premio Nobel de la Paz queda muy bien cuando se le da a un pastor boliviano o a un maestro zen. El premi Nobel queda muy mal, cuando se le da a la persona más poderosa del mundo por tener bonitos deseos. Ya ven a donde nos lleva la gaita esa del Yes, we can. Al vacío de las ideas, al pedo cósmico. 

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