Sarkozy viene a visitarnos. Hay mucho de que hablar. Energía nuclear -mala para fabricar, buena para comprar- , terrorismo y, sobre todo, pasos transfronterizos. Parece que Sarkozy dijo que Zapatero no le parecía muy inteligente. Lo malo no es eso. Lo malo es que aquí nos hizo gracia. No está bien que nadie falte al presidente de nuestro país, por muy ZP que sea. Tampoco es de recibo el revuelo que se está montando en torno a la compañera de Sarkozy, la señora Carla Bruni. Estamos haciendo el ridículo. Esto recuerda a los tiempos en que había que cruzar la frontera para ver mujeres. Las feministas deberían quejarse por esta asunción universal de la mujer florero. Pero no pasa nada. Bruni se rasca una ceja en la visita a un museo o un orfanato y la Reina y Sonsoles le sonríen. Menuda chorrada. Mientras, claro, los hombres se dedican a cosas serias.
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Que pais de catetos, viene Sarkozy y no se les ocurre otra cosa que hablar de Carla Bruni, crei que Aqui Hay Tomate había desaparecido.