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redLas redes sociales se han convertido en la manga pastelera para hacer pasar a la masa por el aro de la tecnología. El que es listo es listo. El que es tonto, ignorante o indocumentado tiene una nueva forma de poner su individualidad al servicio del rebaño.

Las redes sociales se magnifican y se convierten en un ente abstracto que permite a informadores y opinadores poner en boca de un tercero ideas de cualquier tipo. Otra vez el argumento del escándalo. Otra vez contar lo que otros han dicho y repetir el qué mal está todo y el ya nada me sorprende. El periodismo, torpe, inculto, servil e incapaz, se tambalea ante este fenómeno y no sabe si filtrarlo, anularlo o alimentarlo. El motor es el mismo, los medios son diferentes.

La mayor parte de las noticias que triunfan en las redes sociales son monstruos que se alimentan de dos tipos de miserias: el morbo y la indignación. En Borja, una crucifixión posmoderna y provinciana se repite. Unos se ríen por maldad, otros por curiosidad, algunos por ignorancia y otros por emulación. Pasa el circo como pasaron los americanos por el pueblo de Bienvenido Mr. Marshall y no queda nada. Cara de tontos y ridículo.  Así como Pilato dijo “aquí tenéis al hombre”, Cecilia, involuntariamente, ha dicho, “aquí tenéis al mono, al esperpento”. Pilato y Cecilia creen que han destruido algo y no saben que la gente lo va a adorar. Por otro lado, en los Yébenes, con la excusa de una conspiración política que no le importa a nadie, se distribuye cuarto y mitad de morbo vestido de periodismo e información para ver o no ver porno casero.  Y en Córdoba se reedita el crimen de la calle Fuencarral que desde 1889 viene dando de comer a unos cuantos y de qué hablar al resto. No son las redes sociales. No se engañen. Somos nosotros. Los tontos sociales.

 

Un comentario en «Los tontos sociales»

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