La libertad, señoras y señores, es algo muy complicado de definir y demasiado flexible. Volvemos a encontrarnos con el terrible muro del lenguaje y sus aristas afiladas. Si te gusta fumar, tu libertad termina pronto. Donde empieza la de los demás y donde empieza la ley que es cada vez más restrictiva. Libertad de mínimos, como dicen ahora estúpidamente “tolerancia cero”. Si lo que quieres es hacer otro tipo de cosa, pongan ustedes lo que quieran, seguro que son más libres de hacerlo, mientras no sea un asunto sometido a alguna moda. Porque, supongo que ya se habrán dado cuenta, tenemos muchas cosas mal vistas y socialmente marginadas por pura cuestión de moda. Ahora bien, si hablamos de “libertades”, eso sí que es intocable y no hay quien vaya contra ellas. Ya ven, otra vez con el lenguaje hemos topado.
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No entiendo porque no puede haber bares de fumadores siendo que fumar es una actividad legal.