Leo en el blog de Santiago González una historia que me divierte. Esto me recuerda a la AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, que un día fue española y se convirtió en estatal. Ha dicho José María Fidalgo que estas cosas le recuerdan a tiempos de Franco, cuando la ensaladilla rusa recibía el nombre de imperial.
Versión de ‘por la tarde’:
Un bar de Bilbao ha ganado el premio a la mejor tortilla de patatas de España y ha puesto un cartel en su fachada que dice “Premio a la mejor tortilla estatal”. No debe extrañarnos este miedo que muchos tienen a decir España. De hecho, el vino español de después de las conferencias o de las presentaciones de libros se va convirtiendo en vino estatal en algunas ocasiones. La Agencia de meteorología no es española, es estatal y así sucesivamente. Lo estatal se impone frente a lo español. Menuda chorrada digo yo. Avergonzarse del origen de uno mismo es algo extraño, algo incoherente y lleno de veneno. Además, si nos ponemos serios y seguimos el dicho de que uno no es de donde nace sino de donde pace, llama la atención que muchos de los que utilizan tanto la palabra “estatal” y no les gusta mucho España son los mismos que después chupan de la borrega española.
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Un avance…
http://alasdeplomo.com/2009/11/26/publizidad-en-general-t-v/