El rey Juan Carlos se parece a Rosa de España en una cosa: cada vez que ambos abren la boca dicen algo con muy poca sustancia y todos los que están escuchando lo celebran como si acabaran de escuchar lo más ingenioso del mundo. Los príncipes de Asturias se han hecho unas fotos nuevas para su página web y se habla de eso. Parecen dos robots retocados. Seguro que el fotógrafo ha cobrado una buena cantidad por la tontería, pero no vamos a hacer demagogia con el gasto tontorrón de unas fotos y la situación de crisis que vivimos.
Lo que hoy quiero decir es que la monarquía española puede ser todo lo que ustedes quieran: útil, correcta, una gran embajadora en el exterior, un elemento de estabilidad y una institución que funciona. Estoy de acuerdo en casi todo, sin embargo, hay un detalle que tenemos que decir: la monarquía española es muy aburrida, demasiado aburrida. El aburrimiento cósmico puede acabar con nosotros. Habría que pensarlo: las bombillas normales funcionan, son útiles y hacen bien su función, pero las cambiamos por las de bajo consumo. Qué cosas.